Es conveniente disfrutar del recuerdo de la gran película “Eva al desnudo” (All About Eve) de Josep L. Mankiewicz, de sus magníficas actrices (Bette Davis y Celeste Holm) y de esos inolvidables personajes (Margo Channing y Eva Harrington – este último interpretado por Anne Baxter- ) y hacerlo sin caer en la tentación de hacer comparaciones con la película (extraordinaria también) de Olivier Assayas. Digo esto porque la tónica general en muchos de los compañeros que han escrito sus críticas dedicadas a Viaje a Sils María, ha sido caer en ella (como – por otra parte – era lógico y comprensible).
La única similitud entre ambas películas es la constatación, una vez más, de la ambición y falta de respeto que una joven actriz puede mostrar ante otra madura y ya consagrada. En la película de Olivier Assayas se tratan muchos más temas: la lealtad, la memoria afectiva, el miedo, la soledad, la humildad, la serenidad, la aceptación de la madurez, el amor… Clouds of Sils Maria es una película suprema.
Maria Enders es una actriz madura a la que le ofrecen un papel en una obra que protagonizó veinte años atrás. Lo hará con una joven promesa controvertida en su vida social, mientras que Enders ensaya con reparo al recordar viejos tiempos dolorosos.
Presentada en Cannes y nominada a seis premios César, Clouds of Sils Maria es una película de producción francesa con unas extraordinarias interpretaciones. En primer lugar, Juliette Binoche es la absoluta protagonista y nos ofrece un personaje que le viene como anillo al dedo al encarnar a una mujer madura, una actriz que se mueve entre lo más alto, siendo capaz de elegir papeles, realizando sesiones de fotos en hoteles y luciendo vestidos de primera marca, detalles que son creíbles por ser ella una gran actriz. La acompaña Kristen Stewart quien está magnífica en su papel, mucho mejor que en otras ocasiones. En este caso es Valentine, jefe de prensa, asistente y confidente de Enders (Binoche), una chica que lo comparte todo con ella y a la que ayuda en sus sesiones de ensayo. En tercer lugar aparece la joven estrella Jo-Ann Ellis, interpretada por Chloë Grace Moretz. Ella interpreta a una promesa de Hollywood, salida de películas de superhéroes y con una vida social bastante tumultuosa.
Clouds of Sils Maria tiene como base la historia de una antigua obra que interpretó el personaje de Juliette Binoche veinte años atrás. Ella era Sigrid, una joven activa que le provocaba el suicidio a Helena, una mujer posesiva y pasiva. Ahora, tras la muerte del escritor amigo de la obra, un director de moda decide contar con ella para una nueva versión más actualizada pero ofreciéndole el papel de Helena, la mujer madura que se ahoga en sí misma. Ella es reticente por el cariño que le tiene a su primer papel y porque una amiga suya que interpretó a Helena falleció por suicidio en la vida real. Es ahí cuando viaja a Sils Maria, una hermosa zona de Suiza donde el escritor de la obra y amigo de María falleció contemplando la hermosa vista de la «serpiente de Maloja», una inmensa nube que entra en el valle en ciertos momentos otorgando una vista impresionante.
En el viaje a Sils Maria, se encuentra con la viuda del escritor fallecido, interpretada por la actriz alemana Angela Winkler (inolvidable actriz del Nuevo Cine Alemán, y protagonista de obras cumbre de esa etapa cinematográfica: El honor perdido de Katharina Blum (Dir. Volker Schlöndorff y Margarethe von Trotta), El tambor de hojalata (Dir. Wolker Schlöndorff), Locura de mujer (Margarethe von Trotta)…y muchas otras, y que tiene también una importante trayectoria teatral).
El encuentro (y todas las escenas junto a Juliette Binoche) muestra una complicidad entre ambas que va más allá de sus respectivos papeles en la película. Observo algo que emociona: el respeto que Binoche muestra ante Winkler, el reconocimiento que hace una gran actriz a otra, y que sin duda es consecuencia de la profunda inteligencia y sensibilidad de una mujer (Binoche) que está por encima de los aspectos banales que la fama puede traer. Si no se han fijado… háganlo, esas miradas de Binoche a Winkler son hermosas y hacen creer que no todo está perdido.
Olivier Assayas es un experto al ofrecernos en dos actos cómo una actriz se reinventa y trata de amoldarse a lo que toca: la edad, el paso del tiempo… el suyo. La película es brillante precisamente porque en ella hay varias conclusiones que sacar y porque precisa de la complicad del público.
Destacamos el instante donde Valentine, que no se ve tan valorada por María, llega a entender la presión y la angustia de la actriz, por lo que decide por su cuenta hacer de Helena marchándose sin decir nada, simplemente para que María vuelva a ser Sigrid por una última vez. Es más una despedida que un abandono… aunque podría interpretarse de muchas formas y todas, seguramente, serían acertadas.
El epílogo nos muestra un momento despiadado cuando el personaje de Binoche le comenta un detalle sobre la obra a Moretz, quien creía que a pesar de su edad y sus fiestas, parecía una persona con cierto sentido común, pero comprende que el éxito y el protagonismo le sobrepasan, por lo que acepta su nuevo rol como una muestra de madurez y aceptación del nuevo momento que le toca vivir (maravilloso y emocionante plano final de Juliette Binoche, grande entre las más grandes actrices de la Historia del Cine).
Viaje a Sils María es una de las mejores películas que he visto a lo largo de mi vida. Es hermosa, exigente, dura, emocionante, despiadada… es, en definitiva, un fiel reflejo de lo que es la vida.
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