La agente del FBI, Kate Macer (Emily Blunt, que está deslumbrante en esta película) comienza a sospechar la verdad desde los primeros minutos de la extraña misión en la que acaba de enrolarse. Ha decidido formar parte de un operativo de agentes especiales de la CIA que, al margen de los conductos oficiales, luchará contra el narcotráfico mexicano. Kate ya ha vivido lo suyo, ha conocido la barbarie y parece que nada es capaz de impresionarla. Sin embargo, todavía conserva ciertas convicciones que chocarán de plano con la manera sucia con la que sus colegas tratan de vencer la violencia despiadada del cártel al que se enfrentan. Entre ellos, se encuentran el jefe de su misión, un flemático y cínico Josh Brolin, y un incómodo ‘lobo’ solitario llamado Alejandro. Un sicario colombiano protagonizado por Benicio del Toro.
El guión de “Sicario” es una lección de narración cinematográfica llena de acción, tensión y humanidad. Durante dos horas, la película tiene la capacidad de envolver al espectador en una atmósfera de paranoia y de desconfianza, en una encerrona emocional donde casi acaba faltando el aire. El juego narrativo se centra en tres grandes escenas: la primera, con la que arranca la película, donde la protagonista irrumpe en una casa para realizar detenciones y acaba tropezándose con un cementerio demasiado frecuentado. En segundo lugar, el recorrido por un túnel sin final, ‘escarbado’ en el desierto, donde el operativo de agentes pretende darle el golpe de gracia al cártel de la droga. Y por último, especialmente fascinante resulta el atasco de tráfico que viven los protagonistas a la salida de Ciudad Juárez. Una huida del infierno que queda en suspenso, con la inercia de un mal sueño. Quedan retenidos en medio de un peligro inminente que no termina de desencadenarse. El propio Denis Villeneuve explicó que su intención era mostrar a “una araña inmóvil; asusta mucho más que una en movimiento. Intenté aplicar esa misma idea a la escena”. Desde luego, el nivel de tensión que llega a alcanzarse es impresionante; hacía tiempo que no se dejaba ver en la pantalla un suspense tan definitivo.
La violencia está rodada y expuesta con desapego, como si la sangre, nada excesiva, y la muerte furiosa y súbita fuesen lo normal; quizá con la misma mirada de aquellos que viven allá donde se produce, esos lugares en los que están habituados a oír tiros cada día como si se tratase de un sonido más de la naturaleza, en los que la absurda pérdida de vidas humanas es tan incontrolable y se asume como un fenómeno meteorológico, y donde la rutina entre las comidas y los partidos deportivos de los chavales es la desaparición de algún miembro de la familia al que luego encuentran decapitado y suspendido de algún puente.
Denis Villeneuve se atreve con los pormenores de la lucha contra el narcotráfico, sus métodos cuestionables y los extraños compañeros de viaje con que cuenta en ocasiones, y su resultado es irregular. El trabajo que realizan sus tres actores principales no está al mismo nivel y eso se resiente en la película. Emily Blunt está magnífica, lo indicábamos al inicio de este artículo, pero Josh Brolin en su papel de Matt Graver muestra poco entusiasmo defendiendo su papel. Benicio del Toro, como Alejandro, sí muestra un dominio de gestos que no van paralelos con el guión que debe defender.
Destacamos la banda sonora, inquietante por momentos, de Jóhann Jóhannsson, con un inicio poderoso y escenas como las de la frontera, el túnel o durante la llegada de la inesperada venganza.
*********************************************************************************************
NOTA: Las fotografías insertadas en este artículo son propiedad de sus autores.