A NUESTROS LECTORES, por CineT Farö

Queridos lectores,

Concluye hoy el cuarto año de CINET FARÖ. Nacimos en Marzo del 2013 con el propósito de compartir con todos nuestros lectores (con todos ustedes) nuestro amor por el CINE y el TEATRO.

Nuestra intención era escribir artículos con el único objetivo de informarles y compartir todo aquello que el Cine y el Teatro nos ha enseñando a lo largo de nuestras vidas.  Seguimos con ese deseo y ese propósito.

En este año 2016 que ya termina, hemos tenido el honor y el privilegio de entrevistar a importantes personalidades de estas dos disciplinas artísticas: Concha Velasco, Nuria Espert, Blanca Portillo y Sonia Almarcha.

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Durante el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, pudimos formular preguntas a grandes nombres de la industria cinematográfica: Eduard Fernández, Pablo Derqui, Isabelle Huppert, Paul Verhoven, Lambert Wilson, Pierre Ninney…

Y allí se produjo el reencuentro más especial para nosotros, también en San Sebastián, con el maestro japonés: Hirokazu Kore-eda (con el que ya tenemos “cierta” relación de amistad).

En CINE, este 2016 será recordado por nosotros porque se estrenaron películas que, por una razón o por otra, han sido importantes: Elle  de Paul Verhoven, Carol de Todd Haynes, Regreso a casa de Zhang Yimou,  El porvenir de Mia Hansen-Løve y Frantz de François Ozon.  En el último tramo queremos añadir una pequeña-gran joya del cine español: “La puerta abierta” de Marina Seresesky.

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Y en cuanto a las interpretaciones que nos han gustado especialmente, destacamos:

Isabelle Huppert, por dos trabajos deslumbrantes: Elle  de Paul Verhoven y El porvenir de Mia Hansen-Løve.

Cate Blanchet por Carol de Todd Haynes.  Eduard Fernández por El hombre de las mil caras de Alberto Rodríguez y Paula Beer por Frantz de François Ozon.

En TEATRO, este 2016 será recordado por algunos montajes verdaderamente memorables: “El alcalde de Zalamea” dirección Helena Pimenta, “Reina Juana”  dirección de  Gerardo Vera, “Sócrates” dirección Mario Gas, “La Celestina” dirección José Luis Gómez

Y en cuanto a las interpretaciones que destacamos:

Nuria Gallardo (El alcalde de Zalamea), Concha Velasco (Reina Juana), Josep Maria Pou (Sócrates), José Luis Gómez (La Celestina), Héctor Alterio (El padre).

Lamentablemente, al hacer balance del año, debemos mencionar a los artistas que se han ido: Chus Lampreave, Ángel de Andrés, Abe Vigoda, David Bowie, Bud Spencer, Garry Marshall, Anton Yelchin, Conchita Goyanes, Robert Vaughn, Elena Santonja, Kenny Baker, Gene Wilder, Alexis Arquette, Ken Howard, Doris Roberts,  Alan Rickman, Antoni Chic i Ollés, Carles Velat, Alan Ticke, Gil Parrondo, Nuria Pompeia, Eliseo Subiela, Carrie Fisher, Debbie Reynolds, Santi Ibáñez, Barbara Tarbuck…

Por este motivo, dedicamos este último artículo del año 2016 a los que nos adelantaron en el “último viaje”…

GRACIAS… por los buenos momentos que nos han hecho vivir…

¡FELIZ AÑO 2017, repleto de buen CINE y TEATRO¡

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FRANTZ (Dir. François Ozon), por Yolanda Aguas

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Distribuida en España por GOLEM Distribución, el próximo 30 de diciembre se estrenará en nuestro país la última película del director francés François Ozon.

Frantz es una coproducción franco-alemana con guion de François Ozon en colaboración con el escritor Philippe Piazzo. La película, filmada en Alemania y Francia, cuenta con un elenco de actores de ambos países y un rodaje que combina el francés y el alemán. Protagonizada por Pierre Niney (El hombre perfecto) y Paula Beer (El valle oscuro), el reparto cuenta también con los veteranos actores alemanes Ernst Stötzner, Marie Gruber, Johann von Bülow y la  francesa Cyrielle Clair.

El largometraje, basado libremente en el filme del realizador alemán Ernst Lubitsch Remordimiento (1932) y que a su vez era una adaptación de la obra teatral homónima de Maurice Rostand.

La historia se sitúa en una pequeña localidad alemana, justo después de la I Guerra Mundial, donde la joven Anna (Paula Beer), va cada día al cementerio a lamentar la pérdida de su novio Frantz, que murió en una batalla en Francia. Un día se encuentra con Adrien (Pierre Niney), un joven francés que ha ido a depositar flores en la tumba de Frantz, y cuya presencia en un país que acaba de perder la guerra encenderá pasiones encontradas. Frente a un lógico rechazo inicial, y general de la familia y del pequeño pueblecito alemán, que ve en él aún al enemigo francés, los dos jóvenes terminan acercándose, pese a que Adrien guarda un secreto, difícilmente confesable.

La película está rodada en blanco y negro durante una gran parte del metraje en la que los protagonistas viven aún en el pasado. El color aparece para mostrar los momentos en que disfrutan del presente y se permiten dejar de lado todo lo sucedido. “Frantz”, última joya del gran cineasta francés François Ozon, es una película brillante desde cualquier punto de vista.  Considerada, además, como la mejor de toda su filmografía (y es decir mucho, porque tiene films extraordinarios).

Sin embargo, el tramo argumental de la película que más me ha gustado, ha sido el último.  Ese viaje hacia el futuro que la protagonista realiza.  Arriesgado, no cabe duda, pero valiente.

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Paula Beer, actriz alemana poseedora de una mirada que va a enamorar a muchos directores, es el gran descubrimiento de esta película.  Estoy segura que le espera un gran futuro profesional y que la veremos protagonizar lo mejor del cine europeo de la próxima década.

Su compañero en la película de Ozon, Pierre Niney, es el actor de moda en el cine francés.  Actor con mucha clase, educado, amable…   Le conocimos durante su presencia en la última edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.  Hablamos con él tras la rueda de prensa de la película de clausura “La odisea”.   Niney es el compañero perfecto para Beer, pareja con una química natural que resalta en la película de Ozon.

Esta última película de François Ozon es un ejercicio magistral de lo que es el cine clásico. El mejor cine clásico: sensible y elegante que muestra lo mejor del melodrama.  Por momentos me recordó a Douglas Sirk y su “Imitación a la vida” (obra cumbre del director alemán).

Extraordinaria película para cinéfilos exquisitos. ¡Disfrútenla¡

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PRESENCIA EN EL FESTIVAL I. DE CINE DE SAN SEBASTIÁN:

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NOTAS:

Las fotografías de François Ozon, Paula Beer y Pierre Niney durante su visita al Festival I. Cine de San Sebastián, son propiedad y autoría de Yolanda Aguas para CINET FARÖ.

Las fotografías oficiales de «Frantz» son propiedad de sus autores.

BLANCA PORTILLO (Entrevista), por Yolanda Aguas

Casi dan ganas de comenzar esta entrevista con el lema que acompañó toda la vida a Concepción Arenal:A la virtud, a una vida, a la ciencia”. Una extraordinaria mujer, a quien Blanca Portillo dio vida en 2012.

Es muy difícil presentar a una actriz, considerada por todos (espectadores y especialistas de la escena) “grande entre las más grandes”, cuando ya se ha escrito mucho y muy bien sobre ella y su trabajo.

Tenía muchas ganas de conversar con la Portillo. Esperaba encontrar a una mujer inteligente, y me encontré – no sólo con eso – sino con una persona muy amable, lo que solemos definir como una mujer “majísima”.  

Si ya la admiraba antes de conocerla, ahora lo que anhelo es un reencuentro con ella para continuar la conversación que leerán a continuación.  

Yo la considero «una primera entrega»… y me gustaría que Blanca Portillo también.

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Hace unos días pude ver “La máscara y la palabra”, programa de RTVE dedicado a José Luis Gómez.  Él decía: “Uno coge la máscara y deja que te entre.  Tiene que contemplarla mucho tiempo y dejar que te entre.  Es un proceso de imaginación y un proceso de SENTIR, sentir…  Y luego, coges la máscara y a partir de ahí la máscara te posee.  Hay gente que se pone una máscara y desaparece, y hay gente que se pone la máscara y se multiplica”.

Diderot también habla de la máscara.  Sin embargo, él afirma que el actor no debe sentir,   el que debe sentir es el espectador.

¿Con qué filosofía estás de acuerdo?

Creo que es una mezcla de las dos.  No creo que una excluya a la otra.  Yo creo que cuando Diderot habla de ese despojamiento también está hablando de esa capacidad que debe tener el actor de asumir la máscara.  Dejar los canales libres, emocionarse… no con su emoción sino con la de su personaje.  Que sea el espectador, el receptor, el que acabe de componer esa evocación y se adueñe de ella y, después, terminar quitándote la máscara y estar limpio de nuevo y volver a ser tú. Creo que es una mezcla de las dos cosas.

Yo siempre hablo de una posesión, como habla José Luis, quizá también porque he sido alumna suya, porque él me ha dirigido, he trabajado con él y le conozco.  Yo creo en eso, creo en la capacidad que un ser humano puede tener para dejar de ser uno mismo y ser otra persona.

¿La máscara es como una protección?

Yo hablo de posesiones, hablo de la sensación de que yo desaparezco detrás de esa máscara y esa máscara cobra vida y es una entidad en sí misma.  Después, cuando te la quitas, vuelves a ser tú.  Yo sí creo en eso, profundamente.

Pero también creo en lo que dice Diderot, yo creo que quien debe sentir, sobretodo, es el espectador.

Siguiendo con Diderot, él decía que la interpretación “es el arte de imitar todo”. Juliette Binoche, en una masterclass en Morelia, dijo que “La interpretación es una declaración de amor”.  ¿Qué es para ti?

Yo me quedo con la segunda.  La interpretación es un acto de amor y de generosidad.  De ser capaz de dar todo lo que tienes, ponerlo en función de un personaje y entregarlo al espectador, al receptor.  Es un acto de amor.  Yo también lo creo.

Desde tu debut en teatro con “Bodas de sangre” – dirección de José Luis Gómez- , hasta hoy…  al mirar tu impresionante trayectoria me gustaría preguntarle ¿Cómo elijes las obras de teatro que vas a representar?  Son títulos, personajes, autores y directores tan grandes…

Yo esto también lo veo con los años y especialmente cuando me decís estas cosas.  Si te fijas en mi C.V. no son tantos los personajes como las obras que he hecho.  La fortuna que he tenido en hacer determinadas obras y en manos de determinados directores.

¿Qué debe tener un personaje para que te interese interpretarlo?

Yo no elijo un texto por el personaje, nunca lo he hecho.  Yo no quiero ser Medea si detrás de esa Medea no hay un director maravilloso y unos compañeros maravillosos.  La historia puede ser muy buena, el personaje puede ser muy bueno, pero tiene que tener dos elementos más que son el director (que es un punto de vista sobre la vida) y unos compañeros en los que pueda descansar y confiar.  Nunca he tenido problema en hacer un personaje pequeño.  Me interesan las historias que se van a contar y cómo se van a mostrar.  Luego, para bien o para mal, eso ha ido derivando en que suelen darme los protagonistas de las historias.  Me hace una ilusión enorme, pero yo no hubiera tenido ningún inconveniente en hacer un secundario en cualquiera de las obras en las que he estado de protagonista.

Como decía Peggy Ashcroft “no hay papel pequeño para una gran actriz”

No, no lo hay.  Además, lo he comprobado.  Me encantan los trabajos corales.

Yo nunca he elegido las obras que hago por el personaje… Nunca.

En “El Septimo Sello” de Bergman, habla la muerte y dice:

“Hubieras gozado más de la vida despreocupándote de la eternidad. En este último instante, goza al menos del prodigio de vivir en la realidad tangible antes de caer en la nada. (…)  Al borde de la vida el miedo nos hace crear una imagen salvadora y esa imagen es lo que llamamos Dios.”

¿Crees en Dios?

No, yo no soy creyente. Creo mucho más en esto que dices, yo no tengo afán de perdurar.  Intento vivir el “aquí y ahora” lo mejor que puedo sin dejar de observar el pasado.  Intentando mejorar y lo que sí sé es que, de alguna manera, mi misión (porque yo creo que todos tenemos una misión en el mundo y en la vida), es hacer esto que hago.

Intentar mejorar la vida de la gente desde donde lo sé hacer.  Dar para que la gente salga un poquito mejor persona después de ver cualquier cosa de las que haga.  Pero no soy creyente.

¿Cuál es tu relación con la muerte?

¡La muerte es una putada¡  Sí que lo es, porque la vida es apasionante y es muy jodido pensar que se acaba y yo necesitaría 20.000 vidas para seguir haciendo esto que hago.

Josep M. Pou me hizo reír mucho cuando me contó que a él le cabrea morir, sobre todo al pensar en todos los que se quedarán aquí disfrutando de las cosas que a él más le gustan. (reímos)

¿A ti también te cabrea?

¡Sí¡ A mí me da mucho coraje… Sí, muchísimo coraje. Es una mierda morir…

¿Sigues algún ritual antes de salir a escena?

No tengo un ritual concreto.  Creo un ritual para cada uno de los personajes.  Cada uno tiene sus necesidades.  Yo no soy de talismanes ni nada de esto.  No soy supersticiosa.  De repente cada personaje te requiere cosas, unos tiempos, unas magias especiales…

Hay una cosa que sí hago siempre: intentar hacer unas cuantas respiraciones y vaciar la mente, justo antes de salir al escenario.  Y, así como es verdad que en el trabajo literario el autor está solo en su casa, parece como que el de los actores es mucho más comunal ¿no?  Pero hay una parte de soledad absoluta, en tu interior.  Nadie sabe qué está pasando y hasta dónde está pasando.  No lo sabe el director, no lo saben los espectadores, no lo sabe nadie.

Lo que yo siento justo antes de salir al escenario es… ¡pánico¡  Verdadero pánico.

Y cuando has estado en el escenario junto a otros compañeros… ¿te has sentido alguna vez más sola que cuando hiciste “El testamento de María”?

¡Sí¡

Lo imaginaba…

Y es una sensación que no quiero volver a vivir.  Lo he vivido muy pocas veces, esa es la verdad, y esa es una de las razones por las que también me he obligado a mí misma a ir eligiendo muy bien a mis compañeros.  Por eso te lo comentaba antes…  Sin unos compañeros con los que poder estar,  es muy difícil hacer teatro y es muy difícil hacer nada en la vida.  Si no tienes gente implicada igual que tú en la que confiar… porque esto es un trabajo colectivo.  Se siente uno horriblemente solo cuando no tienes buenos compañeros de viaje.  A veces, mucho más que cuando estás tú sola.

Hablando de buenas compañeras de viaje…con las que has trabajado varias veces: Susi Sánchez.  Una actriz que venero…

¡Sí¡  Hemos trabajado muchas veces. (sonríe)

En teatro hicisteis juntas:

Bodas de sangre de José Luis Gómez (1986)

Mujeres soñaron caballos, de Daniel Veronese (2007)

Hamlet de Tomaz Pandur (2009)

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¿Te gusta trabajar con ella?

¡Me encanta¡ ¿Ves?  Creo que hay actores “locos de mentes”… (Blanca ríe a carcajadas) y ¡hay muchos¡ y Susi es otra loca…  Entonces cuando me encuentro otra loca como yo pues ¡soy muy feliz¡  Lo mismo que me pasa ahora con José Luis García Pérez.

Susi Sánchez, además, es bellísima en el escenario. A pocas personas conozco a las que un escenario las convierta en una mujer tan bella…

Almodóvar le dice: “Tú, hagas conmigo lo que hagas, en el pasado siempre fuiste modelo”

¡Totalmente¡  Susi tiene una elegancia en su ser, en su forma de interpretar y una enorme hondura.  Cuando trabajas en una escena con Susi y la miras a los ojos… da vértigo.  Es maravillosa, es una gran compañera.

En el capítulo 12 de la 2ª Temporada de la serie “Acusados”, donde diste vida a la juez Rosa Ballester, hay un “momentazo” entre Susi, Mónica López y tú…

En esa serie tuve el privilegio de trabajar con mujeres absolutamente increíbles y con actores maravillosos, la verdad.

Era muy bonito, antes de que nos dijeran “acción”, repasar el texto con ellas, hablar, analizar la escena, y luego verlo convertirse en realidad.  Yo nunca me preocupo si hay una cámara o hay espectadores.  A mí no me preocupa eso.  Lo que me preocupa es si lo que me está pasando en ese momento, sea en un escenario o delante de una cámara, esté sucediendo de verdad.

Y con Mónica y con Susi era ¡imposible que no fuera verdad¡  (sonríe).  Era una sensación muy bonita porque era casi una generación de actrices.  Aunque nos separen algunos años a unas de otras, pero más o menos ahí hay tres mujeres que yo sentía (o así me sentía yo al menos) que éramos tres pesos pesados.  Algo así como “cuidadito que vienen las tres juntas” y eso es fuerte ¿no?

Para el espectador es una gozada…

Es muy bonito, un privilegio.  Esta profesión te da regalos maravillosos como ése.

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Casi no tenemos tiempo para seguir conversando.  Es “nuestra primera vez” y me voy contenta, pero lo volveré a intentar… (reímos).

No puedo dejarte ir sin pedirte que me hables de uno de tus trabajos más potentes: “Concepción Arenal, la visitadora de cárceles” con dirección de Laura Mañá.

Esa es otra de esas mujeres que a mí me han dejado huella.  No he tenido muchas ocasiones de interpretar personajes que hayan existido.  Claro, yo no podía hablar con Concepción para que me explicara cómo era ella, pero “a través de sus obras los conoceréis” ¿no?

Estudié mucho su obra, me fui a donde estaba enterrada, charlé en su tumba con ella, pero no porque yo crea que estaba allí abajo…  Me pasó una cosa muy bonita.  Cuando fui a ese cementerio pasó a mi lado un hombre joven, de unos treinta y tantos años, y su hijo de cuatro o cinco años. El padre le dijo al hijo: “¿Ves ese monumento en el cementerio?  Pues ahí está enterrada una mujer importantísima.  Fue la primera abogada de España”.

Yo me acerqué a la tumba y dije: “Estarás contenta Conchita, porque 118 años después de tu muerte, hay un padre joven que le está enseñando a su hijo quién eras”.

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Hacer ese personaje de tantísima contención, que podría haber explotado en cualquier momento o matado  con las mismas manos pero que tuvo una paciencia infinita y una gran generosidad.

Yo me siento muy orgullosa de haber interpretado a Concepción Arenal, por el legado de esta mujer y el trabajo con Laura Mañá.

Muchísimas gracias Blanca…

Un placer… y que haya más ocasiones para volver a hablar.

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NOTAS:

Todas las fotografías de la presencia de BLANCA PORTILLO en el Teatro Principal de Zaragoza, son propiedad y autoría de Yolanda Aguas para CineT Farö.

El resto de fotografías insertadas en este artículo, son propiedad de sus autores.

 

 

EL CARTÓGRAFO: RdP en TEATRO PRINCIPAL DE ZARAGOZA, por Yolanda Aguas

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Parecía increíble tener juntos a tres importantes protagonistas de la escena españolaHoy viernes, se ha producido ese pequeño milagro en el espacio Mariano Cariñena del Teatro Principal de Zaragoza, gracias al buen trabajo del Gerente del Patronato de las Artes Escénicas y de la Imagen de Zaragoza, Víctor López Carbajales.

En sus palabras de bienvenida a los auténticos protagonistas de ese encuentro con la prensa, Víctor López mostró su especial satisfacción por “haber acertado” en su apuesta por la obra y por ellos.  El Gerente del Teatro Principal de Zaragoza, contrató la obra sin verla, simplemente porque confiaba plenamente en el autor (y director) de la obra, Juan Mayorga, y en los dos actores que iban a protagonizarla: Blanca Portillo y José Luis García Pérez.

“El cartógrafo” tiene como idea y concepto mostrar mapas para no perderse en el olvido. La escenografía lo muestra en dos escenarios distintos.

Juan Mayorga: “Se trata de una obra sobre mapas, y los mapas son el artificio para estar en el mundo, que nos ayuda a orientarnos. Los mapas siempre responden a unos intereses, nos dicen cómo tenemos que movernos, cómo tenemos que vivir conforme a los intereses de quién lo dibujó o encargó. Y también hay mapas que, en vez de para orientarnos, sirven para encontrar nuestros extravíos”.

Blanca Portillo: “El punto de partida de la historia es cuando mi personaje, uno de ellos, tiene noticia de la leyenda de un mapa, hecho por un anciano cartógrafo en el guetto de Varsovia que quería dibujar un plano con las experiencias de un mundo en peligro, y quien tiene que servirse de la ayuda de su nieta para poder completarlo.

Esta obra estoy segura que no dejará indiferente a nadie.  Lo que cuenta va más allá de la anécdota, plantea qué ocurre si cerramos los ojos y creemos que el pasado no volverá. La convivencia entre esos dos tiempos en la función, me conmovió.

Me hace especial ilusión volver a Zaragoza como actriz, hacía 20 años que no llegaba a esta plaza tan importante, y eso que hago numerosas giras. Que durante años no haya venido habiendo hecho tanta gira me producía mucha tristeza. En la misma medida, tengo una alegría enorme de volver a estar aquí.

Aceptar este trabajo fue consecuencia de la garantía que suponía para mí que la obra estuviera creada por Juan Mayorga. Una no siempre tiene la suerte de que en sus manos caigan cosas tan bellas, importantes y hermosas. Llevo años luchando con la productora, Entrecajas, para intentar hacer el mejor teatro posible, el más comprometido. «El Cartógrafo» resume todo eso»

José Luis García Pérez: “Este Teatro tendrá 200 años, ¿no?”, y señalando una losa negra del suelo continúa diciendo, “En esa loseta hubo dolor, alegría, tristeza… “El cartógrafo” lo que busca es levantar esas losas”.

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ORIGEN DE LA OBRA:

Después de un viaje a Varsovia en 2008 y del que volvió con un deseo: llevar al teatro esta historia de la mano de Blanca Portillo.

Juan Mayorga emprendió el viaje a la Europa Oriental con una larga lista de fotografías en blanco y negro muy personales: retratos de peluqueros, imágenes de niños jugando en las calles, de una boda… Todas ellas tenían escrito el lugar exacto en el que fueron tomadas y fue trazando un mapa para buscarlas. Pero no había nada. Todo había desaparecido. Como explicó el autor: «Cuando me sucedió aquello, inmediatamente tuve deseo de compartir esa experiencia a través del teatro. Transferí mi experiencia a un personaje al que inmediatamente nombré como Blanca. Tenía un impulso de que ese personaje fuese un día encarnado por Blanca Portillo».

Evitar que una masacre como el holocausto nazi quedara en el olvido. Esa es la esperanza con la que Juan Mayorga escribió «El Cartógrafo».

La actriz, que da nombre a su personaje, se quedó asombrada con la narración de Mayorga, tanto que ella misma realizó el mismo viaje por la capital polaca antes de meterse de lleno en el teatro.

DISTINTOS PERSONAJES:

Los protagonistas, Blanca Portillo y José Luis García Pérez, interpretan entre los dos a 12 personajes diferentes. Entre ellos, Portillo interpreta su tocaya en la ficción, que busca el mapa en el presente, y también a la niña que ayuda a su abuelo a dibujarlo en el pasado. García Pérez interpreta a éste, y a un diplomático español en Varsovia en el presente.

Como manifestó Mayorga, una de las dificultades para los actores de la obra es reencarnar a 12 personajes en una misma función. Contar con «actores muy ambiciosos y comprometidos con el teatro, como Blanca y José Luis ha sido toda una garantía. El personaje de Blanca tiene noticia de la historia de un mapa. Se le refiere la leyenda del Cartógrafo, conforme la cual un anciano en el Gueto de Varsovia, hubiera querido dibujar un mapa que custodiase las experiencias de un mundo en peligro. No pudiendo hacerlo él solo, tuvo que pedir la ayuda de su nieta«.

Uno de los protagonistas, José Luis García-Pérez, explica que el trabajo «está en delimitar las líneas a las que llega cada uno de los personajes, con un impulso emocional único y primero que debe ser muy potente en cada escena». Blanca Portillo concluía que este cometido es un «proceso muy bonito».

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La obra estará los días 2 y 3 de diciembre en cartel.  Hoy, después de la función, habrá un coloquio con el público.

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NOTA: Todas las fotografías insertadas en este artículo, son propiedad y autoría de YOLANDA AGUAS para CINET FARÖ.

LA PUERTA ABIERTA (Dir. Marina Seresesky), por Yolanda Aguas

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Cuesta mucho no perder la calma ante las injusticias.  Unas veces materiales, otras abstractas pero que se convierten tangibles por ser tan descaradas.

Cuántas veces salimos de una proyección irritados, malhumorados, hartos… de ver películas que las majors imponen a los distribuidores y exhibidores cinematográficos.  Todo esto molesta y asquea profundamente, y mucho más cuando otras veces asistimos a proyecciones de pequeñas películas en su presupuesto pero muy grandes en su calidad cinematográfica.

Quiero hablarles del debut en el largo de una actriz y directora nacida en Buenos Aires pero afincada en España: Marina Seresesky. 

Nos ha presentado “La puerta abierta”, ópera prima extraordinaria.  Me resulta totalmente incomprensible que esta magnífica película tenga dificultad para estrenarse en muchas ciudades españolas.

“La puerta abierta” es una tragicomedia brillante.  Cuenta con un guión muy bien trabajado, con momentos estupendos, unas interpretaciones de mucha altura y una dirección precisa.  Además, rinde un pequeño homenaje a Sara Montiel, cuya voz se escucha en la película interpretando el tema «Fantasía».

Puede que la historia no sea nueva, pero eso no importa. María Luján (genial Terele Pávez) es una anciana que vive sentada en una silla de ruedas.  En sus años de juventud fue prostituta, ella se consideraba la mejor de todas y su especialidad eran los hombres casados.  Su hija Rosita (Carmen Machi) es también prostituta.  Ella hace la calle porque no le ha quedado más remedio y mantiene con su madre una relación amor-odio muy peculiar.  Ambas viven en un pequeño piso de una corrala de Madrid donde todas las vecinas ejercen también la profesión más vieja del mundo.

El título de la película, La puerta abierta, es una metáfora.  Simboliza el deseo de libertad que anhelan los personajes que habitan en la película.  Un deseo de cambio y de alcanzar la felicidad.  De ahí el título: puertas abiertas que favorezcan la llegada y logro de sus esperanzas.

Los actores con los que ha contado Marina Seresesky están todos magníficos.  Todos.

Asier Etxeandia dando vida a Lupita, travesti con corazón de oro, no puede estar mejor en su papel.  Él/Ella es la única persona capaz de calmar la tensión entre Antonia/María Luján y Rosita.  Me hubiera gustado que este personaje hubiera tenido más recorrido en la película.

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Terele Pávez (que sustituyó a su gran amiga Amparo Baró por el fallecimiento de ésta) vuelve a demostrar la gran actriz que es.  Sus trabajos en “El caso de las envenenadas de Valencia”, “Los santos inocentes” o, últimamente, en las películas de Alex de la Iglesia, son un buen ejemplo de su forma de trabajar.

Carmen Machi, en una de sus mejores interpretaciones, hace una composición muy seria de su personaje.  Sus escenas con la niña que interpreta a Lyuba están llenas de ternura, incluso en los primeros momentos de su relación.  La mirada que Machi dedica a los contenedores de basura y luego a la urna con las cenizas de su madre es brutal.

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La gran actriz alicantina, Sonia Almarcha, tiene el papel más desagradecido de la película.  Interpreta a la portera-chivata de la corrala en la que habitan estos seres infelices y entrañables.  Una mujer antipática que trata de vivir, como todos ellos, su propia infelicidad y frustraciónSonia Almarcha está maravillosa, como siempre.  Es una actriz que hace mejor todos los personajes que ella interpreta (inolvidable su Adela de «La soledad», film de Jaime Rosales).  

Marina Seresesky logra momentos mágicos en su ópera prima.  Encuadres sencillos pero muy poéticos: la ropa tendida, la bicicleta, las pinzas de colores, los adornos luminosos de navidad…  El guión que ha escrito hace especial hincapié en la inteligencia de los niños, en su complicidad y compañerismo.  Esos momentos entre ellos (interpretados por Hugo Ndiaye y Lucía Balas) están sembrados, y me gusta mucho que los adultos les hablen como a seres inteligentes que son y no como “a niños tontos”.

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La escena de la cena de Navidad es hilarante y entrañable.  Demuestra, como también lo hacía Thomas McCarthy en “Vías cruzadas” (The Station Agent) que uno puede elegir en sus amigos a la familia que quiere tener.

La puerta abierta es una película de seres que están solos, pero que encuentran cierta felicidad en la comprensión que se regalan unos a otros.  Una película llena de melancolía pero con una mirada plena hacia la esperanza. Una joya maravillosa del más reciente cine español.

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¡Gran ópera prima de Marina Seresesky¡

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NOTA: Las fotografías insertadas en este artículo son propiedad de Meridional Producciones, S. L.

ARRIVAL (Dir. Denis Villeneuve), por Yolanda Aguas

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Basada en el relato corto de Ted Chiang llamado Story of Your Life, Arrival, la película cuenta con Amy Adams como la doctora Louise Banks, una experta en lenguaje cuyos servicios son requeridos para ayudar a traducir lo que parece ser el idioma de una misteriosa especie de alienígenas que ha aterrizado pacíficamente 12 gigantescas naves a lo largo y lo ancho del globo. Esto, como puede imaginarse, causa una gran crisis internacional.

A Adams se le une un físico teórico llamado Ian Donnelly (Jeremy Renner) y juntos toman contacto con los alienígenas intentando descifrar las preguntas que se plantean.  Conforme la mujer aprende a comunicarse con los extraterrestres, comienza también a experimentar flashbacks extremadamente realistas que llegarán a ser la clave que dará significado a la verdadera razón y gran misterio de esta visita extraterrestre…

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Con una impresionante fotografía de Bradford Young y una gran B.S.O. de Jóhann Jóhannsson, «Arrival” tiene uno de los comienzos más deslumbrantes de los últimos tiempos.  Una voz en off introduce al  espectador en la historia, predisponiéndole ya a un estado de tensa calma.

Siempre he pensado que Denis Villeneuve es un director que o bien es muy amado o bien deja indiferente.  Cuenta con apasionados seguidores que esperan sus películas con ansiedad.  También existe un alto porcentaje a quienes este director desconcierta y/o deja indiferentes.

En esta ocasión, Denis Villeneuve, presenta un trabajo espectacular. Película de “alta” ciencia ficción. El argumento brillantísimo, nos mete de lleno en la posibilidad de que esta situación fuera cierta. Técnicamente, Arrival es un prodigio: fotografía, efectos visuales, sonido y banda sonora, dejan fascinado hasta al espectador más excéptico.

Amy Adams realiza una gran interpretación, y no era fácil.  Cuando vean la película comprenderán el motivo.

Muy interesante ejercicio cinematográfico que no deberían perderse.

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NOTA: Las fotografías insertadas en este artículo son propiedad de sus autores.

LA CHICA DEL TREN (Dir. Tate Taylor), por Yolanda Aguas

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Rachel Watson coge todos los días el mismo tren a la misma hora. A través de su ventana, en una de las paradas, ve a una pareja a la que les ha puesto el nombre de Jess y Jason. La protagonista juega a imaginar sus perfectas e idílicas vidas como forma de escape tras su divorcio y su adicción al alcohol. Sin embargo, un día será testigo de una traición que lo cambiará todo.

Así empieza La chica del tren, la adaptación cinematográfica del ‘best-seller’ de Paula Hawkins. Emily Blunt da vida a Rachel Watson, una mujer que intentará resolver la desaparición de Megan Hipwell (Haley Bennett). Pero todo se complica cuando comienza a acercarse al esposo de ésta última llamado Scott (Luke Evans), quien a su vez es vecino de su ex-marido Tom (Justin Theroux) y su nueva mujer Anna (Rebecca Ferguson).

La chica del tren  está dirigida por Tate Taylor (“Criadas y señoras”, “La historia de James Brown”)  y cuenta en su reparto con Lisa KudrowAllison Janney y Laura Prepon; entre otros.

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El principal problema que encuentro en esta adaptación es la elección de su protagonista.  Rachel Watson, la alcohólica de ojos nublados que es un completo desastre emocional está interpretada por Emily Blunt.  Esta actriz, que en otras muchas películas realiza excelentes trabajos, no logra hacer creíble su personaje.  No me malinterpreten, Blunt es una actriz a la que admiro, pero en La chica del tren no ha logrado convencerme.

El personaje prometía y era un reto para cualquier actriz: Rachel ha perdido su trabajo y su infiel marido Tom (Justin Theroux) la ha abandonado por Anna (Rebecca Ferguson), quién no perdió el tiempo para embarazarse. Así es como una amargada Rachel realiza viajes diarios hacia Manhattan para ir a un trabajo de relaciones públicas que ya no tiene, tomando vodka que disfraza en una botella de agua mientras contempla a través de la ventana un hogar suburbano ocupado por la pareja perfecta: la sexy Megan Hipwell (Hayley Bennett) y su agraciado marido Scott (Luke Evans). De pronto Megan aparece golpeada hasta la muerte en los bosques cercanos a su casa de ensueño. ¿Acaso Scott la mató? ¿O tal vez fue Kamal Abdic (Edgar Ramírez), el psicólogo que Rachel vio abrazando a Megan? ¿O tal vez fue la propia Rachel, quien no recuerda por qué despertó esa noche con moretones y con su ropa salpicada de sangre?  La detective Riley, interpretada por la siempre maravillosa Allison Janney, quiere averiguar todo lo que ha sucedido.

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Los cambios que la película introduce en relación con la ubicación de la historia es otro inconveniente añadido.  No es lo mismo imaginar los paisajes de Inglaterra y su famosa niebla, que las tierras americanas.  No por ser menos hermosas, por supuesto, nada que objetar al expreso de Westchester entrando y saliendo de la Gran Estación Central de Manhattan, pero cuando se ha leído el libro resulta más difícil aceptar ese cambio.

«La chica del tren» es una película que se queda tan solo en un intento, con el único aliciente de la presencia de Allison Janney.

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NOTA: Las fotografías oficiales de «La chica del tren» son propiedad de sus autores.

LADY MACBETH (Dir. William Oldroyd), por Yolanda Aguas

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La Inglaterra rural de 1865. Katherine (Florence Pugh) vive angustiada por culpa de su matrimonio con un hombre amargado al que no quiere y que le dobla la edad, y de su fría y despiadada familia. Cuando se embarca en un apasionado idilio con un joven trabajador de la finca de su marido, en su interior se desata una fuerza tan poderosa que nada le impedirá intentar conseguir lo que desea.

Lady Macbeth, que compitió en la Sección Oficial de la pasada edición del Festival I. de Cine de San Sebastián, fue hasta el último momento la favorita para llevarse la Concha de Oro como mejor película.

La película es una adaptación libre de la novela breve decimonónica del ruso Nikolai Leskov Lady Macbeth de Mtsensk, cuya acción William Oldroyd traslada desde la Rusia zarista a Gran Bretaña, pero en la misma época. Sin embargo, el cineasta británico, por medio del guión de Alice Birch, renueva la historia planteando dilemas muy contemporáneos, como el clasismo y la liberación femenina.  Una visión y un tratamiento que encontramos sumamente interesante.

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Muy bien contada y ambientada, y sobre todo magistralmente interpretada por su protagonista a la que da vida la actriz de aún corta carrera Florence Pugh, quien interpreta en el estricto ambiente de la Inglaterra de 1865 a una joven recién casada, repudiada por su sádico e impotente esposo y maltratada psicológicamente por su suegro, que se enamora en ausencia de éstos de uno de los trabajadores de su finca. Hasta entonces sexualmente frustrada, se abrirán para ella los placeres del amor y de la carne, y así surgirá su lado oscuro.

A partir de ahí arrasará con cuanto se le ponga a su paso, para conseguir sus propósitos, y no sacrificar su relación pasional. Katherine (Lady Macbeth), se convertirá entonces en una superviviente. Con algunos de los elementos clásicos para llenar salas, como el sexo, el crimen y una excelente ambientación e interpretaciones, Lady Macbeth es una muy interesante película que no les decepcionará si desean ir a verla.

El británico William Oldroyd, realiza el retrato de una femme fatale en la Inglaterra victoriana que cita a la reina shakespeariana para reformularla, anulando los elementos de maldad inherente y penitencia final desde los que estaba trazada la original. Crea una protagonista femenina que, en su reacción contra los automatismos patriarcales, encuentra su vía de liberación en un proceder retorcido y amoral.  El resultado es brillante.

La fotografía de Ari Wegner es imprescindible para crear la ambientación opresiva que reina en toda la película.  Es un trabajo extraordinario, así como la muy cuidada puesta en escena.  Mención aparte merece el vestuario de la protagonista y su forma de vestir y desvestir.

Gran película.

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NOTA: Las fotografías oficiales de Lady Macbeth insertadas en este artículo son propiedad de sus autores.

UN MONSTRUO VIENE A VERME (Dir. J. A. BAYONA), por Yolanda Aguas

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Siete minutos después de cada medianoche Connor (Lewis MacDougall), un chico de 12 años, tiene una pesadilla en la que una voz le llama desde un cementerio próximo que se divisa desde su ventana. Junto al cementerio hay una pequeña iglesia y un árbol milenario que se transforma en monstruo ante los ojos atónitos de Connor. Acompañado de esa criatura de apariencia monstruosa (voz de Liam Neeson), Connor vivirá la aventura de reconocer sus propios miedos, enfrentarse a ellos y afrontar su peor pesadilla, su propia verdad, la que siempre oculta y a la que no hace frente. 

La vida de Connor es realmente difícil: sus padres están separados, su madre (Felicity Jones) está muy enferma de cáncer, todo indica que deberá ir a vivir con su abuela (Sigourney Weaver), adusta y fría. En el colegio vive un permanente acoso que le lleva al miedo y a encerrarse en sí mismo, en sus dibujos y en las historias fantásticas que han quedado en su corazón y que el monstruo le recuerda.

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La película toma como hilo argumental de primer orden un tema incesante en el film: la narración de historias como elemento de construcción de la propia personalidad; el monstruo recuerda cuentos que ya conocía el niño y en esas historias (que en la pantalla aparecen como dibujos de acuarela animados) no hay héroes o villanos, los personajes que presentan tienen una conducta moral frágil, como frágil es la vida; el monstruo le recordará que no hay buenos o malos químicamente puros, todos los seres humanos somos débiles y ambiguos, capaces de lo mejor y de lo peor.

La enfermedad de la madre va a llevar al muchacho (y por lo tanto también al espectador) a recordar lo duro que es enfrentarse a la muerte de los seres queridos; es tan inevitable que tarde o temprano hay que afrontarla. Vivir es ir perdiendo personas a las que amamos e ir acumulando objetos que nos las recuerdan. Y en esos momentos sublimes de la muerte de los seres queridos nos enfrentamos a la más profunda verdad de nosotros mismos, a la verdad más monstruosa: estamos solos.  De ahí que el “mensaje” de esta magnífica película no es otro que el amor es lo único que puede dar sentido a la vida.  Dar amor, recibirlo, expresarlo, aceptarlo…  y también comprender a tiempo que otras personas serán incapaces de hacerlo.

La música de Fernando Velázquez es perfecta para acompañar todo el proceso emocional del protagonista y del espectador.

Película profundamente intimista, que se recrea en los pequeños detalles: los dibujos, los relojes, las paredes de las casas, las escaleras… Objetos que definen todo aquello que somos. 

Emocionante…

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NOTA: Todas las fotografías insertadas en este artículo son propiedad de sus autores.