El director coreano Park Chan-wook ha filmado con exquisita elegancia la adaptación de una famosa novela.
Una joven (Sookee) es contratada como empleada doméstica y doncella personal de una rica mujer japonesa (Hideko), que vive recluida en una gran mansión bajo la influencia de su tirano tío, un viudo que pretende convertirla en su esposa. Sookee guarda un secreto y con la ayuda de un estafador que se hace pasar por un conde japonés, planea algo para Hideko.
La doncella, emulando a la novela en la que se basa, se divide en tres partes en las que conocemos el punto de vista de Sooke, el de Hideko y posteriormente la resolución de la intrincada trama en la que abunda el engaño y la mascarada.
Apoyándose en el juego de la seducción, Park Chan Wook con una narración ágil y repleta de detalles termina absorbiendo al espectador por completo haciéndolo presa de su poética fotografía y su prosaica historia. Hace hincapié en indudables cuestiones sociales como la concepción de que los coreanos eran inferiores a los japoneses cuando no tratados directamente como ganado y de los usos sociales, que hacían de la dicción de la lengua y de la palabra una potente herramienta erótica.
Metraje largo pero entretenido que transcurre envolviendo al espectador en un espectáculo atractivo. Sus dos protagonistas femeninas, Kim Min-hee y Kim Tae-ri, ofrecen una convincente interpretación. La traición y la amoralidad como bellas artes, con embeleso estético y una idea perversa sobre los libros y la lectura, y una mirada irónica y romántica sobre la seducción.
El final de la película es sorprendente, (tendrán que ver la película…).
Destacamos además el diseño de producción, el preciosismo del vestuario, los tocados, los tomos de la biblioteca…
En definitiva, una película rodada de modo excepcional.
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