Maureen (Kristen Stewart) es una chica norteamericana que reside en París. La joven trabaja como asistente personal de una mujer rica y poderosa, que se viste en las mejores tiendas de la capital francesa. Maureen cuida su casa, hace todos los recados, y busca cada uno de sus exclusivos vestidos. Pero Maureen convive con fantasmas. La joven posee una habilidad fuera de lo común.
Sus poderes psíquicos son una extraña cualidad que compartió con su hermano gemelo antes de que éste falleciese en extrañas circunstancias.
Olivier Assayas (Viaje a Sils Maria, Carlos, Las horas del verano) escribe y dirige este thriller, que está protagonizado por Kristen Stewart (Billy Lynn, Café Society). En el reparto también encontramos a Lars Eidinger (¿Qué nos queda?), Anders Danielsen Lie (La odisea de Alice), Pamela Betsy Cooper (Phantom), David Bowles (El niño 44), Sigrid Bouaziz (Eden: Lost in music) y Nora von Waldstätten (Los cinco y la isla del tesoro), entre otros.
Más allá de que algunas de sus películas son más “intelectuales” y/o intimistas, a Olivier Assayas siempre le han interesado los géneros (Clean, Demonlover, Irma Vep, Boarding Gate y Carlos, por nombrar algunos títulos). Tras El otro lado del éxito (Clouds of Sils Maria), el director francés vuelve a trabajar con Kristen Stewart.
Si en el film de 2014, Stewart hacía de asistente de Juliette Binoche, aquí es la personal shopper del título; es decir, la encargada de comprarle ropas y joyas por toda Europa (puede tomarse un tren a Londres, Milán o París para conseguirle un vestido o un collar) a una celebridad narcisista.
El largometraje arranca con Maureen (Stewart) entrando a una casona vacía y aislada donde no tardará en escuchar ruidos extraños y a tener visiones particulares. Su hermano acaba de morir ¿Es él quien se quiere comunicar con ella? La película propone un tono absolutamente realista, pero con irrupciones fantásticas que la acercan al espíritu del subgénero de fantasmas. Lo sobrenatural, de todas formas, son apenas unos insólitos chats telefónicos y, de vez en cuando, unas luces que se mueven o una taza que se quiebra.
Personal Shopper es fascinante, misteriosa e inquietante hasta su media hora final, cuando al realizador francés claramente se le escapa el control de la narración, no sabe cómo terminarla y somete a Stewart a situaciones muy cercanas al ridículo que la talentosa actriz sobrelleva con una entereza y unos recursos expresivos encomiables.
Algo fallida, es cierto pero llena de riesgo, de ideas y de momentos subyugantes. La propuesta de Assayas se vió recompensada en Cannes 2016 con el premio al Mejor Director.
Olivier Assayas siempre merece un voto de confianza. Vayan a verla y juzguen ustedes mismos.
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