El actual presidente de la Cinemateca francesa, Costa-Gavras, es todo un caballero. Elegante, amable, cortés, educado… Ese tipo de hombre con el que todo ser humano se siente a gusto a su lado.
Tiene una sabiduría de la vida tan grande que con un pequeño gesto o una sola palabra simplifica y hace más fácil las cosas.
Disponíamos de muy poco tiempo para conversar a solas con él, pero pudimos hacerlo… y desde estas líneas quiero agradecer de corazón a Jorge Puértolas (Jefe de Prensa del Festival I. Cine de Huesca) que nos concediera ese momento tan mágico al lado del maestro Costa-Gavras.
Emocionante fue comprobar que Costa-Gavras me recordaba de nuestro encuentro hace cinco años en San Sebastián cuando presentó en la S.O. “Le Capital”. Sin duda tiene una memoria prodigiosa…
Maestro, ¿le molesta o le incomoda que siempre definan sus películas como políticas?
Con los años me he acostumbrado. Pienso que es algo que yo no puedo controlar y procuro respetar las opiniones que ustedes, los periodistas especializados en cine, hacen de mi trabajo. Pero mi opinión es más sencilla: los espectadores van al cine para disfrutar y pasar un buen rato viendo un espectáculo. No creo que esperen recibir una lección política. Yo siempre he procurado que mis películas traten los temas que le interesan a los seres humanos. Mis films hablan de la sociedad, de los problemas y alegrías que vivimos. Y si luego llega la reflexión mucho mejor. El cine es un instrumento para transmitir emociones.
Pero en los tiempos que vivimos de profunda crisis económica y desánimo emocional en tantas personas que la están sufriendo… ¡es necesario más que nunca un cine de denuncia y compromiso como el suyo¡
Es verdad, y el problema que yo veo es que el cine cada vez es más espectáculo y menos todo lo demás. Antes podías contar con un productor que se jugaba su dinero para hacer películas que tuvieran un mensaje importante. Ahora sólo importan los beneficios económicos que una película pueda dar. El interés por el dinero lo buscaba principalmente Estados Unidos, en Europa siempre quedaba la esperanza de hacer películas por el arte. Pero Europa cada vez más está en la misma dinámica.
Usted ha sido siempre un gran director de actrices. No le preguntan mucho por esto y no comprendo el motivo… (él asiente… y reímos).
Romy Schneider, Fanny Ardant, Debra Winger, Sissi Spacey, Jessica Lange, Jill Clayburg…
Es verdad y le agradezco que lo mencione. Me gusta mucho trabajar con las mujeres. Ustedes son más inquietas, más creativas… Estas maravillosas actrices que usted ha nombrado me aportaban mucho durante los rodajes y yo les escuchaba. Unas veces les decía que sus propuestas no podían ser y otras yo las tenía muy en cuenta y trabajábamos esas ideas. Lo mejor, y ese no era mi mérito, es que siempre había un entendimiento entre nosotros. Eso no me sucedía con los actores (aunque también he contado con grandes actores masculinos). Con ellos no siempre fue fácil trabajar.
Disponemos de poco tiempo pero, al menos, voy a pedirle que me hable de dos actrices: Romy Schneider y Jill Clayburg.
(Amplía sonrisa del maestro…)
Romy Schneider protagonizó “Clair de femme” (Una mujer singular) (1979) junto a Yves Montand. En esta película narró una historia romántica entre ambos actores. ¿Cómo trabajaba Romy?
Fue maravilloso trabajar con ella. De verdad. Debo ser sincero y le voy a contar que si yo hice esta película fue exclusivamente por trabajar con Romy.
Los dos hablábamos muchas veces que teníamos que encontrar una historia que nos permitiera trabajar juntos. Cuando yo leí el libro de Romain Gary hablé con ella y aceptó.
Romy Schneider era una persona muy particular, muy interesante… Ella tenía un éxito muy grande como actriz y era muy famosa… pero no siempre era feliz. Tenía dificultades en su vida, dificultades que no se veían tampoco y que yo creo provenían de su infancia. Algunas personas la llamaban “la tedesca”, ella les repondía “yo no soy tedesca”. Esto le hizo sufrir en su infancia.
Romy era muy, muy sensible. Una pequeña palabra “cosí” que le afectara… cambiaba completamente su estado de ánimo por días.
¿Era fácil dirigirla?
Muy fácil. Ella tenía una relación muy cercana con su director. Me daba pequeñas notas o me decía “por si tú quieres hacer esto así…”. Era muy fácil el trabajo con ella. Era como tener un “love story”, naturalmente completamente platónico. Ella quería esta relación para poder trabajar y jugar cómoda y libremente.
También dirigió a una actriz americana maravillosa: Jill Clayburg. Ella había tenido tres años antes un gran éxito al protagonizar “La luna” de Bernardo Bertolucci.
Usted la dirigió en “Hanna K” (1983), una película que muestra el conflicto palestino-israelí a través de una historia de amor. Usted manifestó cuando presentó la película que “las mujeres han ido conquistando libertades pero también he visto cómo estas libertades han traído para ellas nuevas esclavitudes”…
Sí, yo afirmé eso y sigo creyéndolo.
Jill había hecho una gran interpretación con Bertolucci. Era muy profesional y una mujer muy cercana. La recuerdo como una gran colaboradora con la que trabajé muy bien.
Como le he dicho antes durante la rueda de prensa, mis actores son principalmente colaboradores. Son las personas que están más cerca de mí y tengo que explicarles todo lo que quiero de ellos.
Antes le he comentado que también me gusta escuchar sus propuestas y siempre encontramos la mejor solución para todos. Si no me gustan sus sugerencias, les digo que no pero les explico los motivos. Así se crea una relación íntima que favorece siempre el trabajo. Aunque debo insistir que siempre es más íntima con las señoras que con los caballeros.
Quizá sea porque le gustan más… (reímos)
Los hombres tienden a ser demasiado autoritarios. Con las mujeres mi relación es siempre más poética.
Sr. Gavras, me ha hecho especialmente feliz este encuentro con usted. Muchas gracias y espero verle pronto.
Yo también lo espero… muchas gracias.
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NOTAS:
Todas las fotografías (durante la presencia de Costa-Gavras en el Festival I. Cine de Huesca en 2017) insertadas en este artículo son propiedad y autoría de YOLANDA AGUAS para CINET FARÖ.
Las fotografías de las películas «Hanna K» y «Claire de femme» son propiedad de sus autores.
Como siempre interesante y entretenida, como todas tus entrevistas.
Gracias Carola,
La verdad es que fue un placer conversar con un hombre tan interesante.
Todo un caballero.
Me alegro que te haya gustado.
Un beso.