Baby, un joven y talentoso conductor especializado en fugas (Ansel Elgort), depende del ritmo de su banda sonora personal para ser el mejor en lo suyo. Cuando conoce a la chica de sus sueños (Lily James), Baby ve una oportunidad de abandonar su vida criminal y realizar una huida limpia. Pero después de haber sido forzado a trabajar para un jefe del crimen (Kevin Spacey), deberá dar la cara cuando un malogrado golpe amenaza su vida, su amor y su libertad.
Edgar Wright, imaginativo y a veces excesivo, ha forjado su estilo entre la comedia, la fantasía y la acción trabajando intensamente con los comediantes Simon Pegg (también coguionista) y Nick Frost en ‘Zombies party’, ‘Arma fatal’ y ‘Bienvenidos al fin del mundo’, aunque su mejor película la haya hecho sin ellos, la irónica meditación sobre el súper heroísmo adolescente ‘Scott Pilgrim contra el mundo’.
Hay escenas que nacen solo a partir de la música: existen porque existen esas canciones. Otras son puro fuego de artificio con coches, derrapes y trombos. El envoltorio es vistoso, pero dentro no hay personajes sino figuras incorpóreas con pocos alicientes cómicos, el fuerte de Wright.
Apabullantes medios técnicos que crean imágenes de gran impacto. Es una película que atraerá exclusivamente al público joven que sólo necesite acción y más acción para divertirse.
En el apartado de las interpretaciones, Ansel Elgort, cambia de registro de su anterior interpretación aunque nos parece un actor bastante limitado.
Kevin Spacey en un papel secundario, da vida al oscuro malhechor que encarna; Jamie Foxx sobreactuado, como es habitual en él, y Lily James (‘Cenicienta’) arropan al actor protagonista.
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