Aurore es una mujer de 50 años, separada, acaba de perder su empleo y recibe la noticia de que va a ser abuela. Su vida parece estancada hasta que se encuentra con un amor de juventud. Se produce un cambio en Aurore que se niega a admitir que, podría ser la ocasión perfecta para comenzar una nueva vida.
La protagonista abarca durante su actuación una enorme cantidad de conflictos y temas, algunos incluso que podrían resultar sutiles ante los ojos del espectador. Más allá de una crisis de edad, están presentes tópicos, pero llenos de realidad, como: soledad, arrepentimiento, desamor, impotencia, reencuentro con amores del pasado, etc.
La película muestra todos los tipos de crisis que conlleva la vejez: desesperanza en el amor, dificultad laboral, la sensación de progresivamente perder el control de la propia vida, abandono del «nido», y, el tema principal que abre la película; la diferencia de trato que se le da al envejecimiento entre hombres y mujeres dentro de la sociedad.
La directora utiliza una narrativa tan ligera y fluida, que la aparición de nuevos conflictos se presenta de manera natural ante el espectador. El tono tragicómico de la película lo aporta la actriz Agnès Jaoui, y lo logra incluso sin haber intervenido en el proceso creativo de la producción: Es su presencia en la pantalla junto a su muy empática personalidad lo que permite que el público, haya o no experimentado vivencias parecidas, se conecte con la desolación y desesperanza al enfrentarse a la vejez.
El tema principal de esta película es un llamado a la reflexión y al replanteamiento de nuestros valores dentro de la sociedad, sobre el valor que tiene y deja de tener una persona según la utilidad que tenga dentro de la sociedad de consumo.
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