NATALIA MENÉNDEZ (Entrevista), por Yolanda Aguas

El encuentro con Natalia Menéndez ha sido un regalo inesperado.  Largamente anhelado, es cierto, pero ha llegado como los primeros rayos de sol tras muchos días de niebla.

Sabía que iba a disfrutar mucho escuchándola.  Lleva muchos años demostrando su talento, su sensibilidad y su profunda inteligencia. 

Les invito a leer esta conversación, les aseguro que su discurso es de gran calado.

Permíteme iniciar esta conversación contigo con una pregunta relacionada con la educación que todos los niños deberían recibir para fomentar su amor al teatro.

Tú no eras todavía la Directora del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, pero en 2006, Vanessa Redgrave recibió el Premio Corral de Comedias, dotado con 20.000 euros, y lo donó para la realización de un proyecto en los institutos de Secundaria de Castilla-La Mancha, que sirviera para formar a los niños en el mundo del teatro.  En aquel momento ella manifestó “Intento hacer con el teatro lo mismo que Daniel Baremboin con la música, que ha unido a jóvenes árabes, israelíes y palestinos”.

¡Maravilloso proyecto¡

Durante tu gestión al frente del festival, me gustaría preguntarte si estuvo vigente aquel programa (u otros parecidos) en el que 20 niños – escolares de 11 a 12 años – participaron en un taller impartido por el grupo Sala Cuarta Pared.

Y si no lo estuvo, ¿qué otras actuaciones similares llevaste a cabo al respecto?

En lo que se refiere al 2010 en adelante, hasta que terminó mi trabajo en el Festival I.T.C. de Almagro, creamos un certamen de teatro que se llamaba Barroco Infantil.  Era un certamen internacional donde además creamos por primera vez en España un Jurado mixto (tres niños y tres adultos).  Gracias  a esta primera vez nos copiaron muchos, que era lo que yo quería…

Estos tres niños elegidos en los tres colegios públicos de Almagro, a través de dibujos, poemas o lo que quisieran para que reflejaran lo que era para ellos el Festival y también para escucharles.  A todos los niños que habían participado se les ofrecía ver un espectáculo de teatro y a estos tres elegidos, y a lo largo de esos seis días que duraba el certamen Barroco Infantil, se les daba como una especie de taller o master class (como se le quiera llamar) en torno al teatro.

Se les enseñaba el teatro, el jefe técnico les contaba para qué servía cada cosa, se les explicaba quién era un figurinista, un escenógrafo, un iluminador, etc.  De alguna manera, ellos tenían que empezar a aprender cómo valorar los espectáculos y por ellos, luego había una cena en la que yo estaba invitada a escucharles (tanto a los adultos como a los pequeños) y realmente se les consideraba absolutamente.

Estos tres niños, no tanto por cantidad sino por la calidad que se impartía hacia ellos, yo creo que fue una actuación muy importante.  Creo que se han quedado impregnados, no para que sean actores, sino para que disfruten del teatro en su vida.  A mí lo del espectador del mañana no me interesa, me interesa el espectador de hoy. También buscamos (y lo conseguimos) que en ese certamen existiera el patrocinio de unas cuñas para que ellos estuvieran bien sentados.  Es decir, intentar buscar la comodidad del niño para que disfruten mejor del teatro.  Y luego eso, un aprendizaje a tres niños por año.

Ernesto Caballero manifestaba hace unos meses que: “La buena cultura es al mismo tiempo progresista, porque abre nuevos caminos, y conservadora, porque preserva una tradición”.

¿Qué opinas al respecto? ¿La izquierda tiene más sensibilidad hacia la cultura o es un tópico que no siempre se aproxima a la realidad?

Es que a mí los calificativos de progresista…  (reflexiona unos segundos).

Tal vez Ernesto Caballero al ser autor maneja mucho mejor las palabras que yo…  Creo que la mirada hacia el pasado es fundamental, que los clásicos con clásicos porque nos sobreviven, nos interrogan, nos proponen, nos sacuden, nos vapulean hoy.  Y también el ser creador significa que debemos de tener una mirada para mí no forzada. Para otros creadores sí debe ser forzada y debe ser fuerte.

Y respondiendo a la segunda parte de tu pregunta, no sé si te quieres referir a los políticos o a los creadores…  Si es a los políticos te diré que no, en absoluto.  No creo en absoluto en que la izquierda apueste más por la cultura que la derecha.

¡Qué interesante lo que dices¡

No lo creo en absoluto.  Creo en los políticos, en personas concretas que tienen y que saben lo que significa la cultura y el beneficio que procura a la sociedad: económica, material e inmaterial.  Finalmente se traduce en una calidad de vida.  Y esto, en absoluto, creo que tenga que ver con la izquierda.

Si te refieres a los creadores, de izquierda y de derecha, creo que hay muchos creadores de izquierdas que no lo son.  Creo en creadores que hacen evolucionar la cultura, que dan un punto de vista, que se atreven y que se arriesgan.  Y no sé si eso tiene que ver con la izquierda o con la derecha.

Citando de nuevo a la gran Vanessa Redgrave (un referente de vida para nosotros): “Sigo en el teatro porque lo considero vital para la resistencia del hombre, para la supervivencia del espíritu humano.  La primera vez que presencié el asedio de Sarajevo, durante y después de la guerra, entendí que la vocación del teatro, en todas sus formas, es la supervivencia del hombre”.

Natalia, ¿qué tiene el teatro para ti para que sea el eje de tu vida?

¡Es esencial¡ Es la médula, es el contacto entre una sociedad y tú. Es el calor o el frío que provocamos siendo espectadores y creadores.  Las Artes Escénicas, no diría sólo el Teatro, es el único lugar donde realmente se produce un encuentro real, físico…  Y eso, en estos momentos, me parece que es absolutamente necesario.

Eres actriz, directora, dramaturga, gestora…   Observando tu carrera, es evidente qué Natalia se ha sacrificado más para que las otras crecieran y crecieran…

¿Ha sido un precio demasiado alto para ti el sacrificio que ha hecho la actriz? o ¿los resultados en las otras tres facetas creativas te compensan?

Me compensan absolutamente… Desde pequeña leyendo los textos o viendo el teatro, nunca lo he hecho desde un lado sino desde múltiples lados.  A veces, ya dirigiendo, me colocaba actuando, a veces quería cambiar el texto, a veces quería ubicarlo en un espacio,   Es decir, que no es casual todo esto, y todas las demás profesiones que evidentemente no están reflejadas pero por las que sí he pasado.  Lo que me ha interesado sobretodo es el camino.  El camino y los proyectos: con quién los realizo y conocer bien, un poco de una manera renacentista.

De la sabiduría profesional en las Artes Escénicas que ya atesoras ¿Qué te habría gustado saber al dar tus primeros pasos?

Creo sinceramente que han sido muy necesarios los peldaños y todos los pasos que he dado. Cuando he hecho figuración como actriz, cuando he hecho ayudantías y auxiliares de dirección y de producción, cuando he manipulado una mesa de sonido o de luces y he colocado un decorado…  Salvo la parte, digamos, visual que yo no sé tejer ni sé dibujar… Salvo esa parte (¡que me hubiera encantado¡) así como cantar o tocar un instrumento que es lo que me falta… Todo ha sido necesario.

Soy una persona lenta.  Ambiciosa pero lenta, porque me interesa el camino. Si se ve el trayecto que yo llevo y cómo lo he ido haciendo, cómo acepté el primer protagónico después de muchos años de haber actuado y que fue “La discreta enamorada”…

Con Berta Riaza…

Sí.  ¡Antes habían pasado muchas obras¡  Es decir, a mí no me corre prisa.  Lo que me corre es mucha curiosidad por el cuerpo.

Dante habló en “La Divina Comedia” de los temas que envuelven al ser humano: el amor, la culpa, el castigo, la venganza, la redención…

¿Hay algún otro texto, si no es éste, que te gustaría poner en escena que presente estos temas?  Ese texto que tú sueñas montar…

Yo quiero montar “La vida es sueño”.  Es uno de mis textos soñados.  Yo diría que el sexo (como deseo), el poder y el miedo, probablemente sean los tres temas para mí más interesantes.

Si les preguntara a tus amigos, ¿qué crees que destacarían ellos de ti?

Supongo que dirían el humor, porque yo lo necesito para vivir, supongo que dirían la generosidad…  (guarda silencio) y la curiosidad.

Y a tí ¿qué te gustaría que ellos destacaran?

Eso también…  Creo que sí.  Quizá la sencillez, aunque a veces me complico un poco la vida.  Puede que la honestidad, pero es que eso me gustaría que no fuera un valor sino que estuviera ya dentro.

Natalia, ¿con qué tipo de personas te gusta rodearte? (Humana y profesionalmente)

Me gusta la gente que es plata.  En el código gitano, la persona que habla en plata es la persona que es honesta.  Que esas personas tengan humor y ganas de vivir.

Es la primera vez que hablamos, y no puedo evitar preguntarte por tu padre.

(1991) “Oportunidad: bonito chalet familiar” Aut. Juan José Alonso Millán

Estreno: 16-01-1991 en el Teatro Maravillas de Madrid.

Dirección: Juanjo Menéndez  Intérpretes: Natalia Menéndez…

(1999) “La mirada”  Aut. Yolanda Pallín

Estreno: 1-02-1999 en la Sala Manuel de Falla de la S.G.A.E. Madrid

Dirección: Natalia Menéndez  Intérpretes: Juanjo Menéndez…

Me encantaría saber, Natalia, qué pasaba por aquel padre y aquella hija cuando trabajaron juntos en teatro, él dirigiendo, y especialmente, cuando fuiste tú la que le dirigió a él.

¿Qué sensaciones te quedan de aquellos momentos?

En “Oportunidad: bonito chalet familiar”, no sólo me dirigía él sino que yo era su ayudante de dirección y además estábamos los dos en el escenario.  Y en la función hacíamos también de padre y de hija.  Yo tenía que romper el miedo y mi preocupación de ser “hija de”.  Tenía que romper ya esa idea.  Para mí era muy personal y muy importante hacer teatro de vodevil, teatro comercial con él.  El texto era un divertimento y tenía que hacerlo.

Él y yo tuvimos siempre una relación empática brutal. Trabajos juntos mucho, él me enseñó el placer de la lectura de los autores del Siglo de Oro: Quevedo, Góngora, Lope de Vega, Calderón y, sobretodo, Cervantes.

Trabajamos mucho a la sombra, pero para mí hacía falta un reconocimiento, como: “’¡Ya¡  Ya lo he hecho”.  Era como una especie de demostración.  Y duré como cuarenta días, porque recuerdo que el estreno fue cuando estalló la Guerra del Golfo y duré los cuarenta días de esa guerra porque enseguida entré en la CNTC (Compañía Nacional de Teatro Clásico).  Y él lo aceptó de una manera ¡tan generosa¡  Él sabía lo que yo estaba haciendo en ese momento y lo que yo quería hacer.  Era un poco como quitarme ese peso.

En cambio, en la segunda vez, con “La mirada” me emocionó profundamente.  Él ya estaba enfermo de Alzheimer y fue el último trabajo que él hizo.  Él estaba muy perdido y yo le di la oportunidad de recuperar el estar con un texto de Yolanda Pallín y con unos actores que fueron de una gran generosidad.  Me da mucha ternura ese último momento porque realmente fue su último paso con un texto teatral.  Fue una lectura dramatizada pero que tenía mucho movimiento.

Yo siempre le he visto como un padre más que como un actor.  El actor, está claro que estaba pero para mí era un padre y eso me emociona más.

Durante tu faceta como actriz, has trabajado con Charo Soriano (en dos ocasiones), nombrábamos antes a Berta Riaza, Enric Majó… 

Lola Herrera, Arturo Fernández…

¿Qué te enseñaron estos grandes maestros?

¡Tantas cosas¡  Yo he dirigido a Agustín González, he trabajado con Aurora Redondo, Mari Carmen Prendes, Aurora Bautista, María Isbert, Jesús Puente…

¡Es que es una generación tan bestia¡ Adolfo Marsillach, que he sido amiga suya, también de Pilar Miró…  María Jesús Valdés, Julieta Serrano…

A todas estas personas, si hay algo que les une a todos y a todas, es su coraje y su entrega.  Quiero nombrar también a Marisa Paredes, Maria Fernanda D’Ocón…

¡Qué grandes¡

Aunque son de diferente generación, son personas muy potentes.  Es que son personas que en el trabajo han conocido lo que es deslomarse, dejarse la piel…

Arturo Fernández es una persona que quiero muchísimo.  Está en activo y lo nombro porque probablemente con él muera un caballero a la hora de hacer un tipo de teatro que va a desaparecer. Es un hombre que está acostumbrado a hacer tres funciones diarias.

María Isbert, que aprendió inglés para sacar a su hijo de la cárcel…  Son personas que no han tenido miedo.  Han vivido la guerra, han vivido la postguerra, han vivido el hambre…

Florinda Chico… Gente que ha sido “peleona”, te podían caer mejor o peor como personas, pero han luchado, han combatido…  y cada uno ha tirado para adelante.

Recuerdo una frase de mi padre que me decía: “No lo pienses, ¡hazlo¡”, porque yo pensaba mucho las cosas, meditaba mucho… Demasiado.

Con Miguel Narros y Andrea D’Odorico hiciste “La doble inconstancia” (1993) de Marivaux.

En 2004, obtienes el Diploma de Estudios Avanzados (Universidad Carlos III de Madrid) con tu Tesina: “Las falsas confidencias de Marivaux, traducción, notas y análisis crítico”.

Mi pregunta es doble:

¿Qué significó para tí participar en aquel inolvidable montaje?

¿Por qué Marivaux para tu Tesina?

¡Me encantan estas preguntas¡ Me encantan… (sonríe)

Además de ser hija de quién soy, soy sobrina de Jean-Pierre Miquel (Director de la  Comédie-Française, Director del Théâtre de l’Odéon, Director del Conservatorio de París), con el que también tuve una empatía brutal.   Mi padre y él murieron los dos en el año 2003.  Son dos personas que han sido pilares en mi vida, han sido faros.  Ya digo, Cervantes por un lado y, de pronto, Marivaux por otro.

Quien me descubre a Marivaux es Jean-Pierre Miquel, y da la casualidad que yo quería trabajar con Miguel Narros.  Me parecía alguien muy importante, era un director que me gustaba mucho porque se fijaba en esos textos y por su forma de dirigir. Cuando me llamó me hizo una prueba para el Marivaux y pensé “¡Qué maravilla¡”.

En ese montaje de 1993 estaban: Carme Elias, Ana Gracia, Antonio Valero…

Sí, pero yo no sabía el reparto cuando hice la prueba…  Entonces, me dicen: “Vas a ser la hermana pequeña de Carme Elias”.  Pensé: “’¡Madre mía¡”

Estaba también Ginés García Millán (prácticamente arrancamos juntos en la profesión, éramos tan jóvenes…).

Hicimos una gira muy larga, pero con Carme tuvimos una relación maravillosa.  Fue una obra que viví a fondo, con ese elenco… En particular con Carme a quien cogí un cariño enorme.  Luego nos hemos perdido más de vista…

Sí, no habéis vuelto a trabajar juntas en teatro…

No. Hubo una oportunidad para hacerlo pero en ese momento yo no me sentí capacitada.

Por eso te digo que yo he hecho una carrera muy lenta.  Cuando no me he visto capacitada porque no podía aportar nada he desistido.

En “La doble inconstancia” estaba también Andrea D’Odorico…

Sí.  Conocer a Andrea fue importantísimo en mi vida.  De hecho, cuando fallece Miguel Narros, a la primera persona que Andrea le ofrece dirigir desde su productora es a mí.

Hicimos el Pirandello (“Tantas voces”)…  Andrea fue otro pilar de mi vida… me provocaba leer, era un tipo muy vehemente pero con un amor brutal por el teatro.

Me dio la oportunidad de dirigir ese Pirandello que a mí no se me olvidará nunca.

Natalia, has estado rodeada de figuras esenciales en nuestra escena…

He tenido mucha paciencia para elegir a la gente aunque la gente pareciera que me elegía a mí (sonríe).

La idea es que yo me colocaba en un lugar para intentar encontrar esas oportunidades.

No me importaba hacer pruebas… es más, María Jesús Valdés me preparó la prueba para entrar en la CNTC.  ¡Yo quería entrar en la Compañía¡  Yo se lo pregunté a María Jesús: “¿Me preparas?”.  Estuvimos tres días preparando la prueba.  Cuando llegué el resto de mis compañeras no se sabían ni el texto.

Yo sí me he preparado mucho las pruebas, he hecho muchas.  Nunca he tenido ningún tipo de problema en que me examinaran.

María Jesús Valdés… “El cerco de Leningrado”, “La visita de la vieja dama”… ¡qué barbaridad¡

¡Qué barbaridad¡  (reímos)

Una mujer sensacional, muy generosa, muy amiga de mis padres…

Hace unas semanas entrevisté a María Araujo, la gran figurinista de nuestras Artes Escénicas.  Has trabajado con ella en siete ocasiones:

(2007) El curioso impertinente, (2007) La sospecha, (2009) Música clásica, (2010) Realidad, (2013) La amante inglesa, (2015) No feu bromes amb l’amor y (2017) La Villana.

La pregunta es obligada y además me encanta hacértela: ¿Qué seguridad encuentras en ella para pedirle que sea una colaborada tan próxima a ti?

¿Qué destacas en su forma de trabajar y en su creatividad?

Con “El curioso impertinente” la cuestión fue que el escenógrafo era Joaquim Roy.  Yo siempre pregunto al escenógrafo con quién quiere trabajar, sobre todo al principio, o a quién quiere como iluminador porque entiendo que se tiene que llevar bien con ese triángulo.  Quim me propuso tres figurinistas.  Yo buscaba el rojo, necesita el rojo…

¡El color preferido de María¡ 

¡Claro¡  Yo necesitaba que la actriz, en un momento dado, Nuria Mencía tuviera un vestido rojo.  Lo tenía clarísimo que debía ser rojo.   ¡Y el rojo de María me dejó loca¡

Cuando le llamé me preguntó: “¿Por qué me has elegido a mí?”.  Y yo le respondí: “Por el rojo”.

Desde el principio, nuestra colaboración fue un flechazo. Fue un entendimiento brutal, ella fue muy sincera, yo fui muy sincera…

Lo bonito es trabajar desde la plata, desde la sinceridad, desde la honestidad…  De decirnos todo y poder “achuchar”.

Cuando estás con gente que es muchísimo más importante que tú en su materia todo es más fácil.  ¡Con María lo es¡

Es lo que tiene que ser, tienes que coger a gente muy grande para que te ayude a crecer y poderles pedir tus sueños y que ellos los hagan el tripe de grandes.

María me dice: “Es que tú siempre me pides cosas… de pronto me pides animales…”.

Sí, le pido animales, le pido plantas…

Flores…

¡Claro¡ Le pido cosas que para mí son muy importantes.

Y lo que se ha producido con María es que ya existe también una amistad. Nos conocemos mucho y yo sé cómo se toma el trabajo, la importancia que le da, la imaginación que tiene.  Tiene mucha imaginación, pero tiene mucho rigor al tiempo…  Me gusta mucho.  Y es una grande de las grandes del teatro, y no digo sólo de España.

Natalia, para terminar este encuentro por hoy… 

Un sueño-deseo profesional y personal…

Un deseo profesional sería dirigir ¡una gran comedia¡  La autoría actual no apuesta por la comedia porque creo que es más fácil escribir drama o tragedia que escribir comedia.  Y porque además en la profesión está como desmerecida la comedia, pero al público le fascina.  A mí me encantaría encontrar una comedia actual.  Ese sería un sueño profesional: dirigirla y actuar también.

¿Quieres retomar tu faceta como actriz?

Sí, pero no a cualquier precio.

¿Y un sueño personal? No perder la calma ni la alegría.

Muchísimas gracias…

Un placer.

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NOTA: Todas las fotografías insertadas en este artículo son propiedad y autoría de Yolanda Aguas para CINET FARÖ.

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