Al escribir hace un tiempo mi artículo dedicado a Charlotte Rampling, recordé lo mucho que me gustó leer – hace 28 años – un magnífico libro autobiográfico: “DIRK BOGARDE, Un hombre ordenado”.
El libro fue publicado en España por la editorial Espasa Calpe en 1985 con ISBN: 84-239-2412-2, y estaba dedicado por el autor al que fue su secretario y compañero sentimental: E.L.L. Forwodd.
Dirk Bogarde, cuyo auténtico nombre era Derek van der Bogaerd, nació en Hampstead (Gran Bretaña) en 1921 y falleció en Chelsea (Londres) en 1999. Actor de prestigio internacional, su nombre aparece íntimamente asociado a películas como El Sirviente, Muerte en Venecia o El Portero de Noche, auténticos hitos de la cinematografía.
Pero Bogarde fue algo más que un actor, su vena artística, en la que se aprecia una clara influencia familiar – su madre fue actriz y su padre crítico de arte de The Times – le llevó a la pintura, la poesía o la novela como un destino natural. Sin embargo, estas facetas de Dirk Bogarde son poco conocidas, aunque sus libros se convirtieron en best-seller del momento y alguno de sus dibujos figuran en el Museo Británico.
Un hombre ordenado, su tercer libro autobiográfico y el primero que se publicó en España, muestra la capacidad del actor para dar marcha atrás en su memoria y rescatar del olvido momentos y anécdotas de una intensa biografía, en la que figuras como Visconti, Losey, Resnais o la propia Cavani jugaron un papel importante y decisivo.
Durante más de quince años, Dirk Bogarde vivió en una vieja granja en La Provenza. Allí, alejado momentáneamente del cine, en compañía de su fiel perro Lobo y con el creciente temor de que su retiro se convirtiese en definitivo, comenzó a escribir su biografía. Un hombre ordenado, es un relato apasionante en el que Bogarde con un estilo peculiar, se enfrenta con sus recuerdos y revive momentos de su intensa vida en la que la presencia de las cámaras ha sido constante. Y así van surgiendo personalísimos retratos de algunas de las grandes figuras de la cinematografía, los anteriormente citados y, por supuesto, el mítico Rainer Werner Fassbinder.
Sus vivencias personales y el entrañable recuerdo de sus padres, se entremezclan con curiosas anécdotas que permiten conocer los entresijos del mundo del cine. Bogarde aún recuerda con una sonrisa a aquel hombre nervioso que el día del estreno de Muerte en Venecia en Los Ángeles, se acercó a Visconti y le preguntó: ¿Quién puso la música signore Visconti? Gustav Mahler, respondió el cineasta italiano. ¡Espléndido, debemos ofrecerle un contrato¡
Un hombre ordenado, es un libro fundamental para lograr una aproximación a la fascinante personalidad de este hombre que supo llevar su vida con una exquisita elegancia.
Inolvidable Dirk Bogarde…
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