MARY SHELLEY (Dir. Haifaa Al-Mansur), por Yolanda Aguas

Es un biopic sobre la autora de  Frankenstein  que narra la relación entre el poeta romántico  Percy Bysshe Shelley (Douglas Booth) y la joven Mary Wollstonecraft Godwin (Elle Fanning), que dio como resultado la escritura de una de las novelas más importantes de la literatura universal y que ahora cumple 200 años de su publicación.

La soledad, el amor, la muerte y la traición marcaron la vida de esta joven nacida en Londres en 1797. Hija del filósofo político, William Godwin y de la filósofa feminista, Mary Wollstonecraft, sufrió en primera persona cómo el simple hecho de ser mujer le impedía firmar la novela con su propio nombre

Será siempre recordada por ser la escritora que creó a Frankenstein. Criada por un filósofo de renombre (Stephen Dillane) en el Londres del siglo XVIII, Mary Wollstonecraft Godwin (Elle Fanning) es una adolescente soñadora decidida a dejar huella en el mundo. Un día conoce al brillante poeta Percy Shelley (Douglas Booth) con el que empezara una aventura amorosa marcada por la pasión y la tragedia, algo que transformará a Mary y la impulsará a escribir su obra maestra gótica.

La autora no tuvo una vida fácil, empezando por la muerte de su madre, la filósofa precursora del feminismo Mary Wollstonecraft durante el parto.  A eso hubo de sumar la pérdida de hijos y hermanas, la inestabilidad de su situación financiera y la divergencia de criterios entre su cabeza y sus vísceras en asuntos del corazón, el eterno debate. Contra la razón crítica, el sentimiento: absoluto romanticismo.

Precisamente, el movimiento intelectual al que perteneció Shelley es el ejemplo más claro de la idea que vertebra este ‘biopic’ sobre la escritora y, sobre todo, su obra cumbre, ‘Frankenstein o el moderno Prometeo’: la del reverso destructor de la creación, la del autor devorado por su obra.  Al menos así lo cuenta ‘Mary Shelley’, el segundo largometraje de ficción la directora saudí Haifaa Al-Mansur,  que debutó en 2012 con ‘Wadjda’. Desde el primer plano —se escucha una tormenta, se muestra un cementerio—, la cinta de Al-Mansur enumera todos los rasgos temáticos de la novela gótica del siglo XIX, pero se olvida del impulso, del arrebato de la creación romántica, con una propuesta demasiado contenida. Cada encuadre es un cuadro suntuoso y cautivador.

Como buen personaje del Romanticismo, la historia de Mary Shelley está llena de fantasmas. El principal, el de su difunta madre, quien había vivido fiel a sus ideas revolucionarias y que dejó tras de sí, además de una estela de admiración por el manuscrito «Vindicación de los derechos de la mujer» (1792), una reputación en la que entonces pesó más su disidencia de las convenciones sociales y maritales de la época.  La relación con Percy Shelley fue de lo más tortuosa. La concepción del amor libre que tenía el autor de ‘La reina Mab’ no era la misma que la de su esposa. Tampoco la intensidad con que interpretaban el papel de poetas decadentes. Y eso que por historial de desdichas ella tenía más meritos.

La interpretación principal corre a cargo de Elle Fanning, quizá de las mejores actrices de su generación.

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NOTA:  Las fotografías insertadas en este artículos son propiedad de sus autores.

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