Se acaba de estrenar una de las mejores películas que he visto en los últimos años. Si con su anterior film, Ida, Pawel Pawlikowski supo ganarse un sitio en el cine europeo contemporáneo, con Cold War se instala en la cima más alta de los mejores creadores en el Séptimo Arte. Su carrera ya contaba con unos cuantos largometrajes y unos inicios en el documental televisivo británico de la mano de la BBC, pero era prácticamente desconocido para el gran público. Sin embargo después del estreno de aquella película su nombre pasó a ser uno de los que convenía conocer si se quería estar al día del panorama cinéfilo.
Cold War: Años 50, un pianista (Tomasz Kot), al que le encargan formar una especie de Operación Triunfo, es un decir, en la Polonia de Postguerra (en realidad un numeroso grupo de hombres y mujeres que serán formados para promocionar la música popular del país), se enamora de una de las candidatas (Joana Kulig), un amour fou, de los auténticos, que irá yendo y viniendo, a lo largo de más de una década, entre el bloque comunista y ese Occidente donde impera el jazz y empieza a reinar el rock’n’roll.
Estamos ante una hermosa película fuera del tiempo, que sin dudarlo podría homenajear las formas del cine de antaño, pero sin caer en la cómoda imitación. Es un laborioso trabajo de concisión formal. Maneja magistralmente la elipsis, metraje ajustado, fotografía en blanco y negro y el formato que ya empleó en Ida. La historia se inicia cronológicamente un poco antes, en esa misma Polonia nevada controlada por el comunismo. Inmediatamente comprobamos que se hace evidente la química entre los dos actores protagonistas, que es pura emoción.
A destacar, naturalmente, la B.S.O. del film. Con las coreografías de bailes populares, el coro de voces polacas, el club de jazz no por nada llamado Eclipse (recordando a Antonioni). No, ni se les ocurra pensar en ese producto americano llamado ‘La La land’. Nada que ver.
Y finalmente llega una explosión de libertad que supone el baile enloquecido de la protagonista al son del ‘Rock Around the Clock’ de Bill Halley, que culmina con ella subida a la barra del club. Cold War es la historia de un amor que no puede ser y que nunca se acaba. Una gran película, que literalmente nos ha robado el corazón.
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