El Pavón Teatro Kamikaze llega a Zaragoza con la adaptación y versión libre de la obra «Un enemigo del pueblo (Ágora)» del dramaturgo noruego Henrik Ibsen con un montaje que no se adapta a las normas habituales del teatro convencional.
Una controvertida adaptación del clásico de Ibsen del siglo XIX, del dramaturgo y director catalán Álex Rigola, cuyo principal objetivo es jugar, según ha manifestado uno de los intérpretes principales, Israel Elejalde: «jugar con la mente del público y estimular su resistencia ética. Su límite moral”.
Los actores interactuan con el público y haciéndolo reflexionar sobre el conflicto ético entre el individuo y la sociedad, el director catalán pone en evidencia, los límites de la libertad o el precio de la ética para cada uno cuando le toca desviar la mirada ante una injusticia.
La actriz Irene Escolar y el actor Israel Elejalde, dos de los cinco actores del elenco, han explicado que es una obra que lleva al espectador a cuestionarse todas las cosas con un montaje en el que desaparece la cuarta pared y permite introducir al público en la representación. «Hay varios momentos en los que los actores dejamos de hacer ficción y es el público el que juega con nosotros. Es un juego que se trae al presente y a lo que ocurre en la sala de teatro», ha comentado Elejalde. En el desarrollo de la obra se hacen preguntas y se pide la opinión al público sobre cuestiones como si en esta sociedad todos tendrían derecho a votar o si lo que hay es libertad real, en una obra en la que han reconocido que en Madrid, donde estuvo cinco semanas en cartel, funcionó bien pero por su propia peculiaridad «echó a un público y trajo a otro».
Elejalde se ha mostrado contrario a aquellos que dicen que lo hacen con el relato de Ibsen «no es teatro o no es comercial, pero aquí hay mucho teatro», a la vez que ha apostado por la obligación que se tiene como ciudadanos de resistir al poder establecido para esperar un momento mejor sobre todo ahora que estamos en tiempos oscuros.
Irene Escolar ha afirmado que en Madrid fue «un gusto» ver como funcionaba la obra por «el boca a boca», aunque también ha reconocido que no es para todo el mundo, pero «las últimas semanas estuvo abarrotado y con mucha gente joven, algo que no es lo normal. La obra toma las reflexiones que Ibsen quiso hacer en 1883 pero adaptada a nuestro tiempo”.
Ambos se han reafirmado en que no es un obra para un público convencional que no quiera dejarse sorprender, sino que es para los que quieren involucrarse en la representación y están dispuestos a «dejarse llevar» y que a los que les llega la obra no termina al acabar la función sino que «las reflexiones se producen después». En este sentido, Elejalde ha desvelado que la función desde su estreno no se ha suspendido nunca, pero sí que se tuvo que suspender en el ensayo general y en otro ensayo, respondiendo así a una de las tres preguntas que se formulan al público que asiste a las representaciones.
Ambos han coincidido en que al teatro hay que ir dispuestos a que te sorprenda y no sabiendo lo que se va a ver cuando se cruza la puerta de entrada.
La función, que tan solo tendrá dos únicos pases este viernes y sábado por la tarde en el Teatro Principal, quiere concebirse como “una experiencia para revolver conciencias”. De hecho, es la sensación que desprende ha desprendido el público en otras ocasiones. «Observamos su enfado como mecanismo de defensa, pero también cómo van transformando su percepción, planteándose otras realidades posibles», ha concluido la actriz Irene Escolar.
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NOTA: Las fotografías insertadas en este artículo son propiedad y autoría de Yolanda Aguas para CINETFARÖ.