Texto: Francesc Mazón Camats
Fotografías oficiales: Ros Ribas
Si existiese un teatro punk, Stephen Berkoff sería, obviamente, su mejor representante. Heredero por edad (Londres, Agosto 1937) de los “Angry young men” de finales de los 50s. Su origen y formación difiere de los grandes nombres teatrales de la 2ª mitad del S. XX. Un chico malo formado con Lecoq, próximo a Grotowski y Artaud. Pasado por la apocalíptica y borrascosa década de los 70s en los UK. Demostró su poderío y presencia en la arena de Shakespeare, con un Hamlet peligroso “un cobarde, con un fondo de sadismo” según él. Su propia versión del autor “Los Villanos de Shakespeare” es una declaración de principios.
Se presenta ahora con su obra, a la manera de los Griegos, versión incendiada de ira, grosería y brutalidad del Edipo de Sófocles. Algo así como la foto fija de una época terrible, la Inglaterra “isla cerrada en su podredumbre” del reinado de la bruja del Norte, Margaret Tatcher (que acertado suena el fragmento del Mago de Oz¡). La emanación de una peste “como en los griegos” una náusea profunda que arrastró al antiguo imperio a su abismo actual.
Atentados, matanzas y mutilaciones recuperan el espectro muy gore y salvaje del teatro isabelino y jacobeo, como una Duquesa de Malfi, en harapos, tatuajes e imperdibles, una horror story entre eruptos y bombas.
Cuatro valientes actrices y actores, fuera de serie, se atreven con la bestia, un salto al vacío. Lidian con unos monólogos y diálogos endiablados, llenos de insultos, racismo y machismo. Espuma de vitriolo. La gran Mercè Arànega pasa de ama de casa de barrio (muy eastenders¡) a Esfinge Mortal (¡qué gran monólogo, qué enorme actriz¡ ).
Sílvia Bel, sin abandonar su espástico Chicle, va de hermana cutre a Yocasta poligonera, a una velocidad de vértigo canta, baila, insulta, hasta llegar en sus escenas finales a un lirismo explosivo, a la asunción de una tragedia orinada.
Pep Cruz un veterano, es vivísimamente ese padre casposo y racista profundamente humano. Pero amigos la función se la lleva de calle, nuestro nuevo “monstruo sagrado“ Pablo Derqui, Eddy para los amigos. Capaz de todo: lo cómico, lo trágico, lo grotesco, descarnado, brutal y adrenalínico. Se alza de pronto en un vuelo poético o dramático conmovedor. Llena el escenario, un portento; si sobrevive a las agotadoras representaciones, recogerá todos los premios de la temporada.
La escenografía de Clara Notari, un escenario rojo, la antesala del infierno, una caja mágica y las acotaciones musicales de Jordi Bonet, un certero tapiz son excelentes… El espectáculo que deben ver, preparen el oído, entre la catarata de obscenidades y horrores, florecen espléndidas perlas líricas que el Bardo suscribiría.
El director Josep Maria Mestres consigue algo muy difícil: hacer digeribles unos personajes casi grotescos, que a su pesar sigan siendo humanos, animales heridos…
Al Lliure de Gràcia, ¡ya¡
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Teatre LLIURE – Gràcia. Del 11-04-2019 al 12-05-2019