Hagamos memoria:
Calisto es un apuesto joven noble que persiguiendo a un halcón acaba en la huerta de Melibea, joven aristócrata de la que queda perdidamente enamorado. Ella le rechaza, por lo que Calisto recurre más tarde a Sempronio, uno de sus criados, que le recomienda los servicios de La Celestina, con el fin de conseguir el amor de Melibea. Mediante algunas artimañas la anciana mujer consigue que Melibea se enamore de Calisto, y junto con los pajes del mismo, traman el encuentro entre los enamorados. Cuando el encuentro se confirma y Calisto se cerciora de que, efectivamente Melibea le corresponde, paga con una cadena de oro a Celestina, en concepto de los servicios prestados. Dicha cadena debía ser repartida entre Celestina y los dos pajes (Sempronio y Pármeno), pero ella se niega, generando una discusión que acaba con el asesinato de la anciana a manos de Pármeno. Los pajes escapan por la ventana pero son apresados y ajusticiados por su crimen. Sus amadas, las prostitutas Elicia y Areúsa, llenas de rabia y envidia, traman la muerte de los dos amados, por ser los causantes de la muerte de los pajes, a quienes amaban. Para ello recurren a los servicios de Centurio, quien deberá darles muerte (aunque al final no lo hace).
En la segunda cita nocturna Calisto muere al caer por el muro de la casa de Melibea, cuando iba al encuentro de sus pajes, que se encontraban batallando en el exterior. Melibea no soporta el dolor de la muerte de su amado y se suicida tirándose desde una torre. La obra termina con el lamento de Pleberio, padre de Melibea.
Como es bien conocido, la intención de la obra es prevenir contra el amor cortés y la corrupción. El amor cortés es un tipo de amor idealizado propio de la edad media que se caracteriza principalmente por la total sumisión del enamorado a la siempre distante dama. Además la amada reúne una serie condiciones que la encumbran hacia la perfección física y moral. Normalmente la dama está casada con un noble o señor, por lo que si llega a haber contacto (raras veces se produce) sería considerado amor adúltero. Otra de las características del amor cortés es que el estado amoroso engrandece a quien lo padece. El enamorado puede llegar a tener contacto con la dama previa súplica y una serie de estados posteriores, pero aún así siempre hay frustración, ya sea en forma de no llegar a poder disfrutar de ese amor, o porque una vez alcanzado el objetivo suceda una tragedia en cualquiera de sus múltiples formas.
Obra cumbre de la literatura universal, «La Celestina» ha sido representada en teatro y en cine en numerosas ocasiones. De recuerdo obligado en cine es la versión que hizo Gerardo Vera en 1996, con una magistral Terele Pávez (¡de rodillas¡) y la de César Fernández Ardavin en 1969 con la inolvidable Amelia de la Torre .
En teatro, grandes actrices se han atrevido con el personaje principal: Margarita Xirgu (1949), María Jesús Valdés (1956), Irene Gutiérrez Caba (1958), Amparo Rivelles (1988), Charo Soriano (1999), Nati Mistral (2001), Nuria Espert (2004), Gemma Cuervo (2011), Charo López (2015). Y la gran actriz francesa Jeanne Moreau lo hizo en 1989, estrenando en el Festival de Avignon.
Ahora, una de las figuras de la escena mundial, José Luis Gómez, ha tomado la obra para realizar su versión, su dirección y su interpretación personalísimas. ¡Y cómo lo hace de bien¡ El texto fluye con armonía, prosódicamente perfecto en las voces de todos los actores del reparto: José Luis Gómez, Marta Belmonte, Diana Bernedo, Miguel Cubero, Palmira Ferrer, Chete Lera, Nerea Moreno, Inma Nieto, Raúl Prieto, José Luis Torrijo
Destaco a José Luis Torrijo (Sempronio), actor que es digno heredero de los mejores actores secundarios (aunque detesto esta definición de “secundarios”) de la historia de nuestra escena, como Juan José Otegui, José María Escuer, Antonio Iranzo o Pablo Sanz. Siempre sólido, seguro, con dominio escénico.
Son dos horas y media de función que pasan como un suspiro, tal es el excelente ritmo que el maestro Gómez ha determinado para esta puesta en escena. Las luces acompañan, la escenografía me gustó mucho (y me recordó otras muy próximas a los montajes de Calixto Bieito).
Y la interpretación, magistral una vez más, de José Luis Gómez dando vida a La Celestina, es para recordarla y mostrarla durante años a los jóvenes que estudien Arte Dramático. Que alguien les muestre, una y mil veces, la escena del banquete… ¡está deslumbrante¡
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NOTAS:
Las fotografías oficiales de «La Celestina» son autoría de Sergio Parra para el CNTC y La Abadía.
Las fotografías durante la presencia de la Cía. en el Teatro Principal de Zaragoza, son propiedad y autoría de Yolanda Aguas para CINET FARÖ.
El resto de fotografías son propiedad de sus autores.