LAS OCHO MONTAÑAS (Dir. Felix Van Groeningen y Charlotte Vandermeersch)

Pietro es un chico de ciudad, Bruno es el último niño de una localidad de montaña olvidada. Con el paso de los años, Bruno se mantiene fiel a su montaña, mientras que Pietro viene y va. Sus experiencias le harán enfrentarse al amor y a la pérdida, recordándoles sus orígenes y abriendo paso al destino.
La historia de la amistad de dos personas, desde la infancia hasta la edad adulta, nos invita a entrar en contacto tanto con la profundidad de la psique humana como con la inmensidad del contexto natural en la que la acción se desarrolla. Hay que preguntarse, entonces, si somos lo que somos porque así ya éramos cuando nacimos, o si es el medio ambiente en el que estamos sumergidos que nos lleva a pensar, actuar, vivir como si de una simbiosis se tratara.

La montaña, entonces, es más que un simple trasfondo, el lienzo sobre el cual los dos amigos se encuentran, hablan, se entremezclan, sino el personaje fundamental, la presencia muda que, con su valor tanto físico como metafísico, se impone al hombre y lo trata no con bondad, no con maldad, sino como simple elemento natural de sí misma. Las piedras, la nieve y los ríos con su agua fría forman parte de un mundo, el de la naturaleza universal, que no se interesa del ser humano y que, si él lo quiere, lo acepta sin regalarle ni amor ni odio.

Es, efectivamente, un mundo que se instaura en el borde entre la civilización y la parte más escondida del ser humano; un desierto verde y blanco que se traga al ser humano sin tener que abrir su boca.
La película es una adaptación de la novela homónima de Pablo Cognetti que, hace unos pocos años, se convirtió en todo un éxito editorial en Italia. La cinta formó parte de la sección oficial del Festival de Cine de Cannes, donde obtuvo el Premio del Jurado.

Aquí, en nuestro país, la pudimos ver antes de su estreno comercial, dentro de la sección oficial del Festival de Cine de Valladolid (Seminci), donde obtuvo el premio a la mejor fotografía.

Lo más destacable de esta película es la amistad que forman los dos protagonistas y los hermosos paisajes.

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MARLOWE (Dir. Neil Jordan)

A finales de los años 30, en los bajos fondos de Los Ángeles, el detective privado Philip Marlowe (Liam Neeson) es contratado para encontrar al ex amante de una glamurosa heredera (Diane Kruger), hija de una conocida estrella de cine (Jessica Lange). La desaparición desentierra una red de mentiras y Marlowe se verá envuelto en una investigación peligrosa y mortal en la que todos los implicados tienen algo que ocultar.

Parece un vehículo para extender cheques que no sabe insuflar interés en los personajes, sentido en la trama ni ritmo en el montaje: en lugar de construir un personaje interesante y repleto de detalles, la película trata a Philip Marlowe como si fuera una simple marioneta que resuelve el caso. No tiene personalidad ni arrojo, y todo conato de originalidad se esfuma rápidamente para intercambiarla por un estoicismo que se aleja de los personajes para centrarse en una sucesión de acontecimientos que, tristemente, no son lo suficientemente interesantes.

Culpa de ello, en parte, es del material adaptado: en lugar de escoger una de las nueve novelas de Raymond Chandler sobre el personaje, la película ha decidido centrarse en ‘La rubia de ojos negros’, una secuela literaria de ‘El sueño eterno’ de 2014 escrita por Benjamin Black, el pseudónimo de John Banville. Y, francamente, se nota: por consistente que pueda ser el libro, al llevarla a cine ha quedado insípida, como si alguien hubiera echado todos los ingredientes de un pastel al horno pero se hubiera olvidado del azúcar.

La película peca de ser una obra de teatro excesivamente sosegada, que en nada justifica sus casi dos horas de mortecino, lento, helado, aburridísimo tormento. Y a un guion que no funciona, una dirección en piloto automático y unos personajes sin historias personales se suma un montaje que se asemeja a una primera versión que aún tiene que pulirse.

La presencia de dos magníficas actrices, Jessica Lange y Diane Kruger no logra levantar el interés por esta fallida película.

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ASEDIO (Dir. Miguel Ángel Vivas)

¿Qué es ser español? Dani (Natalia de Molina) lo tiene muy claro. En su caso es servir a su país como antidisturbios, honrar su bandera y hacer cumplir la ley. Siempre pensó que ser policía era una forma de proteger a la gente, de hacer justicia. Pero durante un desahucio en un barrio conflictivo de Madrid, Dani se encontrará con un dinero escondido, una trama de corrupción policial y un crimen que harán que tenga que huir por su vida en un territorio hostil, en el que no conoce el idioma, no es bien recibida y su autoridad no vale nada. Sólo podrá contar con la ayuda de Nasha, una joven nigeriana a la que acaba de desahuciar, y su hijo Little. Y será entonces cuando se dé cuenta de que si el sistema para el que trabaja no sólo no es la solución, sino que quizás siempre fue parte del problema.

La historia que cuenta esta película es la de un grupo de antidisturbios de la Policía Nacional que acude a un lanzamiento (eufemismo utilizado para referirse a un desahucio) y las cosas toman derroteros inesperados.

En lo que se refiere a Asedio, se trata de la desocupación de varias plantas de un edificio completamente destartalado en el que conviven inmigrantes, indigentes, traficantes y otros grupos marginales, y todo se descontrola cuando el personaje interpretado por Natalia de Molina (Las niñas, Adiós) encuentra una enorme cantidad de dinero, oportunidad que no quiere dejar pasar, algo que a sus compañeros del grupo policial no les gusta en absoluto y que genera un juego de caza del gato al ratón sin salir de las instalaciones del edificio.

La película pretende ser una experiencia inmersiva, haciendo que el espectador se introduzca en la acción con muchos planos secuencia, mucha cámara en mano con movimientos sincopados de la misma, para trasmitir la tensión, especialmente de Dani, la agente femenina del grupo, que lleva el punto de vista de la acción.

Magnífica interpretación de Natalia de Molina, arropada por el buen trabajo de sus compañeros de reparto.

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THE LOST KING (Dir. Stephen Frears)

THE LOST KING es una comedia dramática inspirada en la historia real del descubrimiento de la tumba del rey Ricardo III debajo de un insignificante aparcamiento municipal de Leicester, ciudad al este de Inglaterra. La película se centra en Philippa Langley, una gran entusiasta de Ricardo III e historiadora aficionada, cuya pasión y empuje motivaron el desarrollo del proyecto, a pesar de las muchas objeciones y burlas hacia ella por parte de historiadores y académicos.

Además de servir como inspiración para crear la película, Philippa Langley es la guionista de ‘The Lost King’, labor que desempeña junto a Steve Coogande. Por otro lado, la actriz encargada de interpretar en el film a la propia Langley es Sally Hawkins, protagonista de películas como ‘La forma del agua’, por la que fue nominada al mejor actriz en los Oscar, o ‘Happy-Go-Lucky’, por cuya interpretación fue ganadora del Globo de Oro en la categoría de mejor actriz en una comedia o musical.

El reparto principal, además de por Sally Hawkings, está compuesto por Shonagh Price, Helen Katamba, Lewis Macleod, Jenny Douglas y Steve Coogan.

Toda la película descansa sobre la inteligente, tierna y divertida interpretación que Sally Hawkins (eterna secundaria de lujo que logró la fama interpretando a la hermana de Cate Blanchett en Blue Jasmine, la señora Brown en las dos entregas de Paddington y la Elisa Sposito de La forma del agua- hace de la voluntariosa investigadora, mujer no muy feliz y menospreciada que se apiada de un rey igualmente infeliz y menospreciado. Frears convierte un hecho real casi en una fábula -atreviéndose a convocar al fantasma del rey- rebosante de ingenio no hiriente, amabilidad no dulzona, optimismo no imbécil y ternura no pegajosa.

No son tareas fáciles, pero Fears lo logra descansando siempre en la interpretación de Sally Hawkins, a la que da una excelente réplica, interpretando a su marido, Steve Coogan, guionista también de la película junto a Jeff Pope con quien también escribió Philomena para Frears.

Estupenda la música envolvente del siempre eficaz Alexandre Desplat, colaborador habituar de Frears, que rompe su habitual y discreta invisibilidad homenajeando al Bernard Herrmann de Con la muerte en los talones.

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RENFIELD (Dir. Chris McKay)

Renfield es el torturado asistente del vampiro más narcisista de la historia: Drácula. Renfield se ve obligado a procurarle víctimas a su amo y hacer todo aquello que este le ordene, por inmoral que sea. Pero ahora, tras siglos de servidumbre, Renfield está listo para descubrir si hay vida lejos de la alargada sombra del Príncipe de las Tinieblas. ¿El problema? Que no sabe cómo romper esa relación de dependencia.

Esta comedia de terror está protagonizada por Nicholas Hoult como el torturado asistente de Drácula, quien se ve obligado a procurarle víctimas a su amo y hacer todo aquello que este le ordene, por inmoral que sea, conformándose como la secuela oficial más bizarra del cine de terror, ya que es, a todos los efectos, una continuación directa de «Drácula» (1931) de Tod Browning.

Aquella era una producción Universal, y así lo deja claro su alucinante prólogo, que nos pone en situación reproduciendo la textura y momentos más míticos de la película con Bela Lugosi. A partir de ese primer encuentro, tras siglos de servidumbre, Renfield busca descubrir si hay vida lejos de la alargada sombra del Príncipe de las Tinieblas, pero no sabe cómo romper esa relación de dependencia con «el vampiro más narcisista de la historia», una aproximación al personaje que recuerda a la que tiene Nandor en la serie ‘Lo que hacemos en las sombras’. Hay un par de buenas secuencias con luchas sangrientas y decapitaciones, alternando, eso sí, una perezosa sangre digital con algunos maquillajes grotescos poco usuales en producciones de gran estudio. Sin embargo, se cohíbe de más en su apresurado clímax, que deja con la miel en los labios. Y es que en el fondo ‘Renfield’ quiere ser otro tipo de comedia, una con bastantes aciertos, como el casting de Akwafina, pero que se acaba enredando demasiado en su tesis del narcisismo tóxico y la codependencia.

Renfield juega en la liga de comedias de terror como las que los directores John Landis y Wes Craven hicieron en los 90, ubicando a vampiros en entornos urbanos, e incluso mezclando con cine negro y mafia, al estilo ‘Sangre Fresca’ o ‘Un vampiro suelto en Brooklyn’.
Nicolas Cage sigue siendo él, y en esta película debió divertirse mucho.

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MATRIA (Dir. Álvaro Gago Díaz)

Ramona, una mujer de cuarenta años, vive sumida en un contexto laboral y personal tenso y precario en un pueblo de la costa gallega. Hace malabarismos con múltiples trabajos para mantenerse a flote y proporcionar un futuro mejor a su hija Estrella. Pero cuando Estrella está preparada para tomar su propio camino, Ramona se da cuenta de que, por primera vez, puede hacer algo por sí misma.
El director gallego Álvaro Gago ha convertido en largometraje un corto previo homónimo que hace seis años fue premiado en el prestigioso festival de Sundance.

En el corto, Gago (que se inspira en una historia que vivió de cerca) contó con Francisca Iglesias Bouzón, la protagonista real de la historia. Ahora es la actriz María Vázquez quien interpreta a Ramona, una mujer de 44 años que trabaja en una conservera y que convive con un marido desabrido y manirroto. Ramona tiene una hija veinteañera ya independizada a la que intenta convencer de que no cometa los mismos errores que ella. La relación es tensa. En el trabajo (trabajos, porque Ramona hace más cosas para lograr ahorrar) es animosa y llena de vitalidad. Tiene mucho carácter, pero no quiere agriarse; no siempre lo consigue.

Rodada en la comarca pontevedresa del Salnés, la película tiene una luz y un color muy hermosos, con unas localizaciones excelentes.

La protagonista, María Vázquez, se llevó merecidamente el premio a mejor actriz en el Festival de Málaga.
MATRIA es un claro ejemplo de cine social universal. Quizá por eso gustó tanto en la Berlinale. Por otra parte, es un acierto que la versión original sea en gallego y que se mezclen actores profesionales con mujeres trabajadoras que aportan un tono muy realista.

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NOTA: Las fotografías insertadas en este post son propiedad de sus autores.