ZINEBI: PALMARÉS 63 EDICIÓN

Texto y fotografías: Yolanda Aguas

PALMARÉS de la 63ª edición de ZINEBI – Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao.

El Gran Premio ZINEBI, para el corto macedonio-serbio «North Pole», de Marija Apcevska.

El largometraje «Rock Bottom Riser», del estadounidense Fern Silva, Gran Premio de la Competencia Internacional ZIFF – ZINEBI First Film. «Azaletik azalera», de Mel Arranz, Gran Premio del Cine Vasco; y «Descartes», de Alejandro Alvarado y Concha Barquero, Gran Premio del Cine Español

El cortometraje de ficción «North Pole» (2021, Macedonia del Norte-Serbia), dirigido por Marija Apcevska, ha logrado el Gran Premio ZINEBI, dotado con 7.000 euros. «North Pole» se convierte, además, en el primer cortometraje propuesto por ZINEBI como candidato a los Premios Europeos del Cine (EFA) para la edición de 2022.

Los principales galardones del palmarés de la Sección Oficial – Concurso Internacional de Cortometrajes lo completan el Gran Premio al Mejor Cortometraje Vasco, concedido a la animación «Azaletik azalera» (Mel Arranz, 2021), y al Mejor Cortometraje Español, otorgado por el Jurado Internacional al documental «Descartes» (Concha Barquero y Alejandro Alvarado, 2021).

Un total de 55 cortometrajes (18 ficciones, 18 documentales y 19 animaciones) han competido en esta edición de ZINEBI, en la que se han repartido también los Premios Mikeldi por géneros: al mejor cortometraje de ficción para la producción danesa «Inherent» (Nicolai G. H. Jacobsen, 2021), al mejor cortometraje de animación para la producción polaca «Crumbs of Life» (Katarzyna Miechowicz, 2020) y al mejor cortometraje documental para la coproducción británico-francesa «Some Kind of Intimacy» (Toby Bull, 2021).

El premio más cuantioso de la Sección Oficial –dotado con 12.000 euros-, es el concedido a la mejor opera prima del Concurso Internacional ZIFF – ZINEBI First Film, la vencedora ha sido la estadounidense «Rock Bottom Riser» (Fern Silva, 2021).

El Jurado también ha concedido una Mención Especial al documental «Faya Dayi» (Etiopía – EE. UU. – Catar), de la directora mexicano-etíope Jessica Beshir, mientras que el Premio del Jurado Joven – ZIFF (UPV/EHU), dotado con 2.000 euros, ha ido a parar a la película «Los fundadores» (Mexico, 2021, Ficción), de Diego Hernández.

El cortometraje de ficción «Kinka» (Euskadi, 2021), de Maider Oleaga, se ha llevado el Premio al Mejor Guion Vasco, dotado con 3.000 euros y otorgado por la Fundación SGAE – Consejo de Euskadi. El guion del cortometraje es de Maider Oleaga y Carlota Pereda. El Premio del Público EiTB, también dotado con 3.000 euros, ha sido para «Milý tati» («Love, Dad»), (República Checa – Eslovaquia, 2021. Animación) de Diana Cam Van Nguyen​.

El galardón que concede el Cineclub FAS con una dotación de 2.000 euros para el mejor de los cortometrajes que compiten en la sección Bertoko Begiradak – Miradas desde Euskadi ha recaído en «Rotor» (Euskadi, 2021), de Ainara Elgoibar. Por último, el Premio UNICEF ha sido para la película documental «Écoutez-moi» (España, 2021), de Paula Armijo.

A DESTARCAR

La importante presencia durante el festival de cineastas de incuestionable prestigio, como Virginia García del Pino y David Pérez Sañudo.

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NOTA: El resto de fotografías publicadas en este artículo son propiedad de sus autores.

MARGARETHE VON TROTTA, la cineasta total

Texto y fotografías: Yolanda Aguas

Confieso que el reencuentro de ayer con la prestigiosa directora alemana Margarethe von Trotta me emocionó.  Es una de mis seis madres culturales más importantes.  Su cine me educó – cultural y emocionalmente – en mis años de adolescencia.  

Le conocí en París, hace ya veintisiete años, cuando estuve con ella en su domicilio para hacerle una larga entrevista.

ZINEBI le entregó ayer, en su gala de inauguración, el MIKELDI DE HONOR por una de las trayectorias profesionales más importantes y significativas del mejor cine de autor europeo.

Aunque comenzó siendo actriz, no olvidemos sus interpretaciones en películas de Fassbinder, muy pronto dirigió sus pasos a la dirección. 

Títulos inolvidables como: «El honor perdido de Katharina Blum», «El segundo despertar de Christa Klages», ‘Locura de mujer’, «Rosa Luxemburg», «La calle de la rosa» o «Hannah Arendt» la convirtieron en una realizada de indudable referencia para otros cineastas.

Mención aparte merece «LAS HERMANAS ALEMANAS», filme con el que obtuvo el León de Oro en Venecia, año 1981, entre otros muchos reconocimientos, como en la SEMINCI.

En el encuentro que la Von Trotta mantuvo ayer con la prensa acreditada por el ZINEBI, nos comentó que: «Cuando tenía dieciocho años viajé a París para aprender el idioma.  Allí vi mi primera película de Bergman.  Es cierto que antes había ido al teatro, a la ópera, a exposiciones, pero ver «El séptimo sello» comprendí todo lo que el cine podía ser.  Supe entonces que yo quería ser directora.  Me costó mucho lograrlo, pero el cine se convirtió en mi vida».

En lo referente al feminismo y a lo que ella significa en el cine realizado por mujeres nos manifestó: «Llevo muchos años dirigiendo películas.  En los primeros años era normal que siempre me recordaran esto porque éramos muy pocas directoras y teníamos que luchar por sacar adelante nuestras películas.  Sin embargo, creo que mi obra va más allá de hablar de feminismo. Cuando empecé a dirigir, mis ídolos, mis referencias, eran hombres: Bergman, Hitchcock… Había una directora en Francia, Agnès Varda. Y Liliana Cavani en Italia. Incluso en Alemania no era fácil ver sus películas. Ahora en cambio hay muchas mujeres directoras, las generaciones jóvenes pueden mirarnos a nosotras como ejemplo».

Infatigable trabajadora, en la organización del ZINEBI han tenído que trabajar mucho para lograr que Margarethe von Trotta pudiera recoger su premio personalmente, ya que se encuentra haciendo localizaciones para su nueva película.  Se trata de un filme que habla de la poetisa Ingeborg Bachmann:  «A finales de los años 50, las mujeres buscaban a un hombre para que las protegiera y mantuviera. Bachmann fue una adelantada a su tiempo, algo excepcional. Como mujer, yo puedo identificarme hoy con ella. Piensa que todavía en los años 70, en Alemania una mujer tenía que pedirle permiso a su marido para trabajar fuera de casa y tener una cuenta en el banco. Y eso duró hasta 1977. Hoy parece increíble».

Conversación entre dos grandes directoras

Esta tarde, en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, se ha producido un encuentro maravilloso entre dos cineastas increíbles.  Helena Taberna ha conversado con la Von Trotta.  Hemos sido testigos de ese encuentro, lleno de sabiduría y sentido del humor.

Al término de la proyección de «Las hermanas alemanas» (¡qué inmensa y extraordinaria película’), la conversación entre ellas ha girado sobre la obra de Von Trotta, pero especialmente de los valores humanos y culturales que deberían estar presentes en nuestra sociedad: individual y colectivamente.

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NOTA: Las fotografías de las películas de M. von TROTTA son propiedad de sus autores y productoras.

EL ESPÍA INGLÉS (Dir. Dominic Cooke)

Durante la Guerra Fría entre Estados Unidos y Rusia, el ingeniero Greville Wynne (Benedict Cumberbatch) se infiltra como espía en el MI6, servicio de inteligencia británico. Cuando la crisis de los misiles cubanos promete inclinar la balanza a favor del país soviético, Wynne comenzará a trabajar con la CIA para filtrar información sobre el plan que tienen en marcha los rusos y así evitar una catástrofe.
La trama de la película de Cooke comienza en la conflictiva década de los años sesenta, cuando la Guerra Fría estaba en unos niveles alarmantes, en cuanto a la posibilidad de un enfrentamiento nuclear entre la U.R.S.S. y USA. En medio semejante clima de tensiones internacionales, un hombre de negocios llamado Greville Wynne (Benedict Cumberbatc) es contactado por el MI6 británico, para que se reúna en Moscú con un supuesto y misterioso disidente del politburó. Wynne se resiste a participar en primera instancia, ya que no sabe nada sobre operaciones de este tipo; pero al final accede a la propuesta. Una vez en la capital soviética, el protagonista toma contacto con el general Oleg Penkovsky (Merab Ninidze), el individuo encargado de proporcionarle documentos relativos a las actividades del gobierno presidido por Nikita Krushchev. Tras conocerse, los dos inician una amistad que acabará drásticamente.

Dominic Cooke desarrolla una historia que posee la fuerza de estar basada en hechos reales, y la cual se alimenta de la potente actuación de Benedict Cumberbatch; pero es incapaz de desarrollar una atmósfera lo suficientemente inquietante, como para reproducir con credibilidad el clima de terror latente que se vivía en el universo de secretos mortales de la época de los bloques capitalista y comunista. Parte de la culpa de ese error a la hora de construir un escenario convincente la tiene el hecho de que la mayoría de los personajes que deambulan por la película carecen de entidad propia, y solo se mueven por cauces demasiado tópicos o desdibujados. De la desconcertante y fría Emily Donovan (Rachel Brosnaham) al caricaturizado Krushchev, el resto de los roles quedan como simples sombras, en una obra que únicamente centra su atención en la capacidad dramática de Cumberbatch.

El espía inglés hace echar de menos los títulos clásicos de ese tiempo dominado por secretos oficiales embutidos en maletines oscuros; y de agentes con gabardina y sombrero, intercambiando informaciones sorprendentes y demoledoras. Un género que Dominic Cooke únicamente toca de manera tangencial.

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NOTA: La fotografía insertada en este artículo es propiedad de su autor.

EL ÚLTIMO DUELO (Dir. Ridley Scott)

Francia, 1386. Cuenta el enfrentamiento entre el caballero Jean de Carrouges (Matt Damon) y el escudero Jacques LeGris (Adam Driver), al acusar el primero al segundo de abusar de su esposa, Marguerite de Carrouges (Jodie Comer). El Rey Carlos VI decide que la mejor forma de solucionar el conflicto es un duelo a muerte. El que venza será el ganador, sin embargo, si lo hace el escudero, la esposa del caballero será quemada como castigo por falsas acusaciones.
El director vuelve a componer una de las mejores películas de su filmografía, no solo por ser una historia bien armada sino por ser capaz, además, de abordar algunos de los temas más candentes de la actualidad recurriendo a algo ocurrido en el siglo XIV. Pasado y presente se dan la mano. Sirve de base a este relato el libro escrito por Eric Jager en 2004 titulado «El último duelo: una historia real de crimen, escándalo y juicio por combate en la Francia medieval» que narra el último duelo a muerte documentado en Europa.

Sucedió en 1386 en un monasterio de París contando con el rey de Francia Carlos VI, su esposa y un buen número miembros destacados de la corte como espectadores. Los contendientes eran el caballero noble sir Jean de Carrouges y el escudero Jacques Le Gris, mano derecha de su señor, el conde Pierre d’Alençon. La afrenta, cuya resolución quedaba «en manos de Dios» no era otra que la violación de Marguerite de Thibouville, la esposa de Carrouges, por parte de Le Gris, si bien en verdad de lo que se trataba era de limpiar el honor de los dos hombres, antiguos compañeros de batalla y con intereses cruzados. La forma de dictar justicia era simple: quien sobreviviera al combate, tendría la razón. La disputa fue uno de los grandes eventos de la época, congregando a multitudes deseosas por conocer el resultado del lance.
En manos de un director como Ridley Scott, amante de la Historia y con una increíble capacidad para desarrollar un drama humano de este calado, todo ese trabajo ha sabido cobrar vida de una forma verosímil con un diseño de producción despampanante y resonar con fuerza gracias al guión escrito a tres bandas por Nicole Holofcener, Ben Affleck y Matt Damon. La estructura de la película es circular y se articula en bloques: tenemos una introducción en la que vemos el duelo inminente y a continuación se nos narra la perspectiva de Jean de Carrouges, la de Jacques Le Gris y finalmente la de la propia Marguerite antes de asistir al desenlace, en el que regresamos a esa secuencia inicial para completarla y conocer su final.

Del conjunto destaca especialmente Jodie Comer, una actriz versátil y magnífica a la que hemos visto en La princesa blanca, Killing Eve o más recientemente en Free Guy. Aborda el papel más complicado de El último duelo en el que son muy importantes los matices.
Acompañada por un adusto Matt Damon, un brutal Adam Driver o un transformado Ben Affleck le dan la réplica de maravilla. En resumidas cuentas, El último duelo es de obligatorio visionado. Una película con un fuerte discurso, muy actual y pertinente en los tiempos que vivimos, que recrea además con extremado gusto y detalle los usos y costumbres de una época que parece lejana.

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NOTA: Las fotografías insertadas en este artículo son propiedad de sus autores.

UN ESPÍRITU BURLÓN (Dir. Edward Hall)

Un espíritu burlón, una nueva versión del clásico basado en la obra teatral de Noël Coward estrenada en 1941. Fue llevada a la gran pantalla en 1945 por David Lean (Lawrence de Arabia), y ahora, es el director televisivo Edward Hall (Downton Abbey) quien nos ofrece esta nueva versión.

Charles (Dan Stevens) es un escritor de renombre que sufre un bloqueo mental. Su mujer Ruth (Isla Fisher) trata de ayudarlo para que encuentre la inspiración y organiza una velada con la médium Madame Arcati (Judi Dench). Accidentalmente, esta invoca a la fallecida mujer de Charles, Elvira (Leslie Mann), que solía ser su musa. Viendo que su marido se ha vuelto a casar, la celosa Elvira se encargará de hacerle la vida imposible. Si hay algo que resalte de Un espíritu burlón, es lo bien que están los actores en sus papeles. Destacando por supuesto a Dan Stevens (The guest), magnífico en cada una de sus escenas.
El humor británico que desprende toda la película con sus gags y chistes está siempre en buenas manos gracias a un reparto que cumple a la perfección el tono buscado. Quedan en tablas unas sensacionales Isla Fischer y Leslie Mann, y a la gran Judi Dench se le reserva el único primerísimo primer plano porque ella puede con todo. Sin embargo, la película no logra alcanzar un nivel alto. Lo más destacable es su magnífica banda sonora, será una joya tener ese cd.

Hay cosas que en pantalla grande no funcionan. La obra de teatro de Un espíritu burlón funciona a las mil maravillas. De hecho, ha sido representada infinidad de veces con gran éxito. Pero las herramientas de las que dispone una película son totalmente diferentes a las del teatro.

El director Edward Hall le insufla poca vida a sus imágenes, haciendo que los chistes funcionen por el corte en montaje de la escena o por la constante música de fondo que nos indica que nos debemos reír, dejando así todo el peso cómico en las teatrales actuaciones (exageradamente justificadas) de sus actores.

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NOTA: La fotografía insertada en este artículo es propiedad de su autor.

EL SUSTITUTO (Dir. Óscar Albar)

Año 1982. Un joven policía curtido en los barrios más duros de Madrid acepta un destino en un pueblo de mar con la esperanza de curar a su hija y, de paso, ganar algo de tranquilidad. Una vez allí, se ve envuelto en la investigación del extraño asesinato del inspector al que ha de sustituir. Las pesquisas le llevarán hasta un hotel playero donde una comunidad de ancianos nazis, reclamados por muchos países por crímenes contra la humanidad, vive un retiro paradisiaco y feliz.

Mientras se mueve por el terreno policial, ‘El sustituto’ se luce gracias a una narración ágil y a la buena recreación de la época, acotada sobre todo entre el Mundial de Fútbol y el ‘cambio’ que llegó con la victoria del PSOE en las elecciones. Menos redondo es el guion que firman Óscar Aibar y María Luisa Calderón. A medida que se internacionaliza y se adentra en las oscuridades del pasado, la narración se desorienta un poco, el ritmo se trastabilla y las grandes revelaciones se vuelven más ambiciosas que eficaces. Por suerte, no hay demasiadas escenas de acción, al menos las del cuerpo a cuerpo. Chirrían menos las carreras sobre ruedas.

Lo ideal sería no saber nada de la parte nazi de la historia, que también pillara por sorpresa al espectador, pero el cartel y el tráiler son los primeros en descubrir el pastel. Los actores alemanes, falsos o verdaderos, dan el pego, pero los villanos españoles de ‘El sustituto’ son grotescos y esquemáticos. Si hay alguno más interesante, tiene escaso recorrido. Todo ello hace que a medida que nos acercamos a la resolución de la historia, empiece a importar menos el lugar exacto de aterrizaje.

Lo mejor de la película radica en las interpretaciones de Vicky Luengo y Susi Sánchez , no necesitan más que su talento para ser la misma persona, nada menos que los ojos de la historia.

Ellas son lo mejor de la película.

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NOTA: Las fotografías insertadas en este artículo son propiedad de sus autores.