La humilde y sencilla Ma, y el tímido Cao, han sido expulsados de sus respectivas familias y obligados a contraer un matrimonio concertado. Ahora tendrán que aunar sus fuerzas y construir un hogar donde sobrevivir. En medio de la adversidad, comienza a forjarse entre ellos un vínculo, ya que tanto Ma como Cao, en sintonía con los ciclos de la Tierra, se crean un refugio en el que pueden prosperar.
El filme fue retirado de las salas y de todas las plataformas chinas al poco tiempo de su estreno. El retrato que Li Ruijun, el director, hace de la China rural, con unas condiciones de vida terribles más dignas del siglo XIX que de los tiempos que vivimos, no fue del agrado de los censores. Esa transición del campo a la ciudad, que sigue presente hoy en día, se refleja de manera cruda. Ma visita uno de los apartamentos que le corresponden en ese afán chino por modernizarse a marchas forzadas, y responde a la pregunta de una periodista que allí no tendrá espacio ni para su burro ni sus gallinas.
Con una fotografía deslumbrante y sutil, el paisaje se transforma en un personaje más. Vemos la furia de la lluvia o escuchamos el sonido del viento en el interior de la casa de adobe que con sus propias manos ha construido la pareja, metáfora del amor que se ha erigido entre ellos. La demolición de las casas que exige la rápida transformación de lo rural a lo urbano es una clara alusión del director a las intromisiones del gobierno chino en la vida de la sociedad. A pesar de ello la pareja salva los nidos de las golondrinas de las casas que las autoridades destruyen para buscarles y buscarse un nuevo refugio.
Una película bellísima que retrata a la China vaciada.
***************************************************************************************************************