HOURIA (LIBERTAD) (Dir. Mounia Meddour)

Houria es una joven y talentosa bailarina. Para luchar por sus sueños y conseguir algo de dinero, participa en apuestas clandestinas. Pero una noche, tras haber ganado una fortuna, es atacada. Tras este inesperado acontecimiento, su mundo cambiará para siempre.

Tras el éxito de Papicha, sueños de libertad, la cineasta Mounia Meddour y la actriz Lyna Khoudri vuelven a reunirse en Houria, relato de superación personal que acompaña a una joven bailarina que sobrevive en Argel limpiando habitaciones de hotel y que por la noche apuesta en peleas clandestinas de carneros -con nombres tan curiosos como Bin Laden, Putin o Shakira- para regalarle un coche a su mamá.

Tras una afortunada ronda de combates, Houria es asaltada por un hombre y, como resultado del ataque, se ve obligada a reinventarse como mujer, relacionándose con el entorno a través del silencio y de la expresión artística. Lo que plantea Meddour, quien además de directora es la autora del guion de Houria, es una historia de reconstrucción -física y psicológica- a través de la sororidad.

La película tiene un exceso de elementos dramáticos convulsionados uno detrás de otro, es un filme que resulta interesante en su forma de expresar los miedos y anhelos colectivos a través del temor y la esperanza individuales. El final, en este sentido, resulta muy efectivo.

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SIN MALOS ROLLOS (Dir. Gene Stupnitsky)

Cuando está a punto de perder su casa de la infancia, Maddie (Lawrence) descubre un curioso anuncio de trabajo: unos adinerados padres controladores están buscando a alguien que salga en una cita con su introvertido hijo de 19 años, Percy, antes de que este vaya a la Universidad. Para su sorpresa, Maddie descubre pronto que la torpeza de Percy no está tan clara.
Es una comedia hilarante protagonizada por Jennifer Lawrence junto a Andrew Barth Feldman, producida por la propia Jennifer Lawrence, entre otros, y dirigida por Gene Stupnitsky.

Las expectativas al ir a ver esta película no eran muy altas: se entiende que es una comedia de Hollywood sin mucho trasfondo, que simplemente sirve para pasar el rato en el cine. De todos modos, se puede ver una intención a lo largo de todo el largometraje para intentar ser algo más que una comedia hollywoodense del montón, pero sin mucho éxito en su intento. El problema es que la trama nos intenta presentar demasiados temas a la vez, y que no consiguen ser desarrollados del todo al tener poco margen de tiempo para hacerlo.

Hay temas interesantes que se presentan como el aislamiento social, el enganche natural de la generación Z a la pantalla del móvil, las dificultades económicas de los jóvenes, la virginidad como construcción social, el abandono y la sobreprotección parental como contrastes… Son todos muy jugosos, pero creo que la película no los exprime como debería, y que hubiera sido mejor centrarse en uno solo y profundizar en este.

En el caso de Andrew Barth Feldman, retrata perfectamente la imagen de un adolescente tímido, que esconde mucho en su interior y que gracias a la película nos muestra su verdadero rostro. Es la primera película mainstream que protagoniza, y lo hace de diez, con grandes momentos divertidos y algunos momentos más bajos que nos hacen empatizar y entenderle a la perfección.
Jennifer Lawrence le complementa increíblemente bien, demostrando de nuevo la gran capacidad actoral que tiene en su manga. Su personaje, más bruto y roto, se va dejando entrever a lo largo de la película y nos muestra una mujer más complicada de lo que se podría presentar en un inicio. Las escenas que comparten estos dos actores son muy buenas en lo que se refiere a la química, y es seguramente es lo más destacable de todo el film.

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EL PRIMER DIA DE MI VIDA (Dir. Paolo Genovese)

Un hombre misterioso se presenta a cuatro personas que han tocado fondo y quieren acabar con todo para ofrecerles un trato: una semana para que vuelvan a enamorarse de la vida. Su intención es ofrecerles la oportunidad de descubrir cómo sería el mundo sin ellos y ayudarles a encontrar un nuevo sentido a sus vidas.

Tiene un guión muy ordenado donde todos tienen su historia, incluso el hombre que les da la oportunidad. Este les va mostrando cómo han reaccionado sus seres queridos tras su muerte o sutiles fragmentos de cómo sería su vida si deciden seguir adelante. Trata varios temas como la presión en el deporte de alto nivel, el acoso en redes, la gordofobia y refleja una sociedad deprimida que se exige mucho y no se cuida mentalmente.

Su fuerza radica en las relaciones entre los protagonistas y como se desahogan y se apoyan mutuamente. Cuando parece que se va a resolver de la manera más fácil la película sorprende con un final casi brillante, salvo con un par de conveniencias, que deja con un nudo en la garganta. Las destacables fotografía y banda sonora le ponen el broche al filme. Al tratar sobre un grupo de personas que se quitan la vida, el drama no va a faltar pero lo distribuye muy bien con escenas esperanzadoras y pequeñas dosis de humor negro.

A destacar – muy especialmente – las magníficas interpretaciones: Toni Servillo, Valerio Mastandrea, Margherita Buy, Sara Serraioco, Giorgo Tirabassi, Lino Guanciale, Elena Lietti, Vittoria Puccini.

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A HUNDRED FLOWERS (Dir. Genki Kawamura)

La mente de Yuriko comienza a deteriorarse rápidamente, ya que padece de demencia. Sin embargo, para su hijo Izumi, los recuerdos de su madre permanecen tan nítidos como cuando vivió la experiencia que los originó. El recuerdo de una vivencia lo persigue y atormenta especialmente: cuando pensó que ella había desaparecido.

Durante una Nochevieja Yuriko Kasai deambula sin rumbo por la noche glacial. Está desorientada y su mente empieza a fallar. Su hijo Izumi la encontrará y la llevará a casa, pero parece no sentirse feliz con ella. Tras algunas experiencias parecidas, los doctores confirman que la mujer tiene Alzheimer y que poco a poco irá perdiendo la conexión con el exterior. Izumi, que está a apunto de tener un hijo con su esposa, decide internar a su madre en una residencia, mientras los recuerdos compartidos por ambos pugnan por no desaparecer de sus vidas.

La narrativa de Kawamura es minimalista y exigente, deconstruida en ese vaivén de imagenes, donde pasado y presente se mezclan, con un exceso quizá reiterativo de ese recurso metafórico sobre los recuerdos, aunque a la postre ofrezca ideas preciosas como la que reflejan los planos finales. Visualmente destaca la escena inicial, clarificadora acerca del estado mental de la madre.

Sin embargo, la película de Kawamura, basada en su propia novela, nunca termina de despuntar del todo, quedándose a medias de la sensibilidad que pretende derrochar y con un personaje principal que no por comprensible es menos desagradable. ‘A hundred flowers’ aprovecha cada tópico del cine sobre enfermos de Alzheimer y es capaz de dar algún que otro giro esperanzador en su juego entre las diferentes líneas temporales, pero el devenir de los días no está tan inspirado como al director le gustaría.

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ASTEROID CITY (Dir. Wes Anderson)

En los años 50, un grupo de personas se reúnen en Asteroid City, una ciudad desértica, para celebrar un concurso escolar sobre la observación de fenómenos astronómicos. Todo cambiará debido a una visita inesperada que puede alterar el rumbo del mundo.
Nueva película de uno de los directores más brillantes en lo que refiere a creatividad. En el caso de la película Asteroid City, sorprende con una loca y fresca historia en el desierto, pero que se queda descafeinada al no tener una claridad narrativa a la altura.

La forma en la que cuenta la película es muy original, pero no encuentra un buen equilibrio. Al contar dos historias diferentes se hace más amena, pero a medida que van avanzando ambas tramas, estas se diluyen y pierden el rumbo. Consigue así un batiburrillo de personajes e historias que no conectan con el espectador y va perdiendo la conexión entre unos y otros.

Una de las cosas más positivas de la película Asteroid City es la apuesta por un tema trillado como la aparición de los alienígenas, y hacerlo de una manera divertida, original y llamativa. Consigue sacar unas cuantas risas al espectador en más de una ocasión. Y es que los momentos cómicos de Wes siempre funcionan y le dan ese toque especial a cada película.

Lo más destacable del film es su calidad visual y sus colores. Nos transporta a la época de los años 50 sin lugar a dudas gracias a que las localizaciones son brillantes y las caracterizaciones de los personajes están muy bien conseguidas. Además, nos regala unos planos preciosos gracias a una fotografía impecable. Anderson juega de maravilla con los colores, usando el blanco y negro para contar una historia y colores vivos al describir otra, consiguiendo una buena sintonía entre ambas partes. En la parte técnica Wes Anderson brilla y logra salvar la película de una trama un tanto pobre y confusa.

Un gran reparto, pero salvo Scarlett Johansson, el resto se queda en la nada. En los casos de grandes nombres como Tom Hanks o Steve Carell sus interpretaciones se quedan algo débiles frente a sus minutos en la película.

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UPON ENTRY (LA LLEGADA) (Dir. Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vásquez)

Diego, urbanista venezolano, y Elena, bailarina contemporánea de Barcelona, se mudan a Estados Unidos con sus visados aprobados para empezar una nueva vida. Su intención es impulsar sus carreras profesionales y formar una familia en la tierra de las oportunidades. Pero al entrar en la zona de inmigración del aeropuerto de Nueva York, son conducidos a la sala de inspección secundaria, donde los agentes de aduanas les someten a un desagradable proceso de inspección y a un interrogatorio psicológicamente extenuante, en un intento de descubrir si la pareja tiene algo que ocultar.

Upon Entry se apoya en muchos primeros planos, haciendo un uso intensivo del plano contraplano. Pero a pesar de tener escenas con más de dos participantes, se gestionan muy bien y no se produce la confusión habitual en diálogos en los que hay múltiples interlocutores.

En cuento a los personajes, ella está muy definida. Es aparentemente rebelde, decidida y militante. hay detalles reveladores en su discurso, pero mejor verlo en el cine. En cambio él es menos evidente, parece sumiso, sin opinión… pero es adrede? Acaso no es un sutil manipulador que se esconde tras una máscara de falta de carácter? En cualquier caso, los cuatro actores despliegan con brillantez sus respectivos papeles. La sensación de opresión es muy evidente, al estar en un espacio cerrado y sin comunicación. Percibimos la indefensión de Diego y Elena, que no tienen agua ni comida mientras esperan el largo interrogatorio, también se confiscan sus teléfonos e incluso su medicación.

Un trabajo de actores magnífico (Alberto Ammann, Bruna Cusí, Laura Gómez, Ben Temple) en una atmósfera opresiva. La prueba de que se puede hacer muy buen cine sin usar de grandes medios.

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