

Dos amigos, Oscar y Félix, pierden su trabajo y se ven obligados a aceptar un trabajo temporal como animadores infantiles en un hotel de lujo. Al ser ambos divorciados, les tocan sus hijos un mes de verano y les es imposible compaginarlo con el trabajo, con lo cual deciden llevarse a los niños y ocultarlos en el hotel, escondidos en la zona de empleados… pero el plan resulta ser un desastre.
Félix y Óscar se han quedado en paro. En el caso del segundo no resulta tan extraño, pues Óscar es caótico y caradura, de hecho su mujer se hartó de él y tuvo que irse a vivir a un piso solo, pues descuidaba a sus dos niños. En cambio, la vida de Félix con su esposa Cristina y su niña Carmen parecía idílica, pues él es hiperresponsable, pero resulta que ella la ha dejado por el psicólogo. Soñando con reconducir esa ruptura, Félix no ha dicho nada de su situación de desempleo, y cuando los dos amigos logran un trabajo de animadores infantiles en un hotel de cinco estrellas en las Islas Canarias, camufla la situación como unas “vacaciones” de verano, en que se lleva consigo a la niña.
A Óscar también le toca ocuparse de sus dos críos, y la situación es desafiante, pues deben esconder a la gerente que se han traído consigo a los tres chavales, y además no están especialmente dotados para entretener a diario a más de una docena de tiernos infantes.
Como era de esperar, la película es lo que es, entretenimiento sin complicaciones, estamos ante una comedia y no ante un filme que pretenda ofrecer hondas lecciones de orientación familiar.
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