LA ÚLTIMA SESIÓN DE FREUD (Dir. Matt Brown)

El dramaturgo estadounidense Mark St. Germain escribió una obra imaginando que el profesor era C.S. Lewis, el famoso erudito, filósofo, apologista cristiano y autor de «Las crónicas de Narnia». El guión se ha adaptado al nuevo largometraje «La última sesión de Freud».
El tema más acuciante de esta charla ficticia es, por supuesto, la existencia de Dios.
En la película, Lewis ha vuelto recientemente al cristianismo bajo la influencia de su amigo J.R.R. Tolkien, mientras que Freud se ha convertido en uno de los ateos más acérrimos de la sociedad, afirmando que la religión es producto de la imaginación de las personas, una proyección de su deseo de protección y guía, y un reflejo de su relación con sus padres. La conversación tiene un trasfondo dramático: Londres se prepara para los ataques aéreos, los trenes llenos de niños están siendo evacuados. Mientras tanto, Freud padece un cáncer terminal y ya ha dado instrucciones a su médico para que le practique la eutanasia.

En manos de un talento menor, este proyecto podría haber sido fácilmente un desastre. Pero, afortunadamente para nosotros, el gran Anthony Hopkins no intenta darnos una impresión de Freud: su Freud es un hombre, no una máscara. La elegante y aguda interpretación de Matthew Goode de Lewis es igual de eficaz a la hora de sacar a relucir la humanidad de su personaje (irónicamente, Hopkins interpretó a Lewis hace 30 años en la clásica película «Shadowlands»). La premisa de la película es atractiva pero también peligrosa, e invita al menos a tres riesgos significativos.
El primero habría sido reducir un debate intelectual excepcionalmente complejo a una especie de enfrentamiento retórico; el segundo, tomar partido entre los dos hombres, convirtiendo la película en una apología de uno u otro bando. La tercera habría sido hacer una película imposiblemente aburrida: los debates filosóficos dan para grandes clases universitarias, pero para una película se necesita acción, trama y personajes. De alguna manera, «Última sesión» consigue evitar las tres cosas. Es una película que no te dice qué pensar sobre Dios, sino cómo pensar sobre él. En otras palabras, muestra qué elementos deben ponerse en la ecuación necesaria para resolver el «problema de Dios».


La discusión de los personajes sobre Dios (y sobre muchos otros temas) no es un mero intercambio de opiniones eruditas, sino que incluye flashbacks y referencias a sus propias vidas. Freud, por ejemplo, aborda el problema del sufrimiento (un tema al que Lewis dedicó libros enteros) recordando la muerte prematura de su hija y su nieto. El tema de la paternidad y la relación padre-hijo se discute con referencia a los padres de los dos personajes, y a la propia relación de Freud con su hija, Anna.
El resultado demuestra una verdad importante: que la cuestión de Dios está inextricablemente ligada a cómo interpretamos los hechos, los acontecimientos de nuestras vidas. Como sugiere Lewis al final de la película, Dios está en todas partes, el mundo está abarrotado de él, y sin embargo está de incógnito. Podemos reconocer su presencia o ser completamente ciegos a ella, dependiendo de nuestra disposición. En esta «Última sesión», ambos personajes desempeñan el papel del analista, y ambos se reclinan en el famoso diván de Freud como pacientes. Ambos se enfrentan a las discrepancias entre lo que predican y cómo viven, y la película no rehúye los aspectos más controvertidos de sus vidas.

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NOTA: Las fotografias publicadas en este artículo son propiedad de la productora de la película.

MEMORY (Dir. Michel Franco)

Película dramática que sigue la vida de Sylvia (Jessica Chastain), una trabajadora social que lleva una vida sencilla y estructurada. Ella se dedica a su hija, a su empleo, a sus reuniones de Alcohólicos Anónimos. Su vida dará un vuelco cuando, tras una reunión de antiguos alumnos del instituto, Saul (Peter Sarsgaard) la siga a casa. Este inesperado reencuentro tendrá profundos efectos en la vida de ambos y abrirá la puerta a su pasado.
En Memory, los dos protagonistas están profundamente rotos. Sylvia, una trabajadora social y madre soltera, ha superado su adicción y es una superviviente de los abusos sexuales que sufrió de niña. Por otro lado, Saul, es un hombre que sufre de demencia y vive en un constante olvido.

El primer encuentro entre ambos ocurre en una fiesta, y aunque podría haber sido una simple anécdota, algo inusual sucede: Saul sigue a Sylvia hasta su casa, creando así un inesperado vínculo que transforma totalmente sus vidas.
Michel Franco, director de Memory, construye este drama en torno a los protagonistas, interpretados por Jessica Chastain y Peter Sarsgaard. Ambos actores se sumergen en sus papeles, cuidando cada detalle, expresión y movimiento. No hay nada al azar.

Chastain y Sarsgaard, este último galardonado con la Copa Volpi a la Mejor Interpretación en el Festival de Venecia, representan polos opuestos. Mientras Sylvia lucha por olvidar un trauma que marcó su vida, Saul lo hace por recordar lo más reciente. Juntos se complementan en su dualidad.
Memory es una película que, a pesar de su tono melancólico, también ofrece un atisbo de esperanza. Pero lo que realmente la hace memorable son las actuaciones de Chastain y Sarsgaard. Ambos están deslumbrantes.

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UN AÑO DIFÍCIL (Dir. Olivier Nakache)

Albert y Bruno son compradores compulsivos, profundamente endeudados y en números rojos. Conocen a un grupo de jóvenes activistas medioambientales y, más atraídos por la cerveza y las patatas fritas gratis que por sus ideales, se integran gradualmente en el movimiento sin convicción, buscando aprovecharse de la situación.
Los directores galos, Eric Toledano y Olivier Nakache, artífices de ese taquillazo europeo que fue Intocable, que narraba la divertida relación que se establece entre un parapléjico y su extrovertido cuidador, vuelven a la carga con el cine que les interesa, el social, en este caso dentro del género de la comedia. Para ello han contado con un plantel de actores de campanillas como son Pio Marmaï, Jonathan Cohen, Noémie Merlant y Mathieu Amalric

Comedia más de sonrisa que de carcajada, la película aún siendo francesa sigue la senda de la comedia costumbrista italiana de los años 70, de Luigi Comencini o de Ettore Scola, que utilizaba el humor para reírse de las penurias cotidianas.
El film mezcla dos tramas que se articulan juntas. Por un lado la de los dos buscavidas que intentan sobrevivir a su situación lidiando con todo tipo de argucias, unos caraduras por los que se llega a sentir empatía a pesar de lo sinvergüenzas que son. Por el contrario, la de sus amigos activistas, que realizan todo tipo movilizaciones duras, quedan en una zona gris porque, como ocurre en la realidad, con sus reivindicaciones llegan a molestar al resto de los ciudadanos, eso sí, de cara a los realizadores las secuencias de estas acciones son muy vistosas, llegando en algunas escenas a la caricatura.

Dentro de ese escenario de crítica al capitalismo resulta interesante esa práctica que el Banco de Francia emplea para cancelar o no la deuda de morosos que no pueden afrontar los créditos en los que se han visto inmersos, bien por desconocimiento o malas prácticas. Ahí el personaje que interpreta Mathieu Almaric queda desdibujado a pesar del recorrido que quieren darle por su afición al juego.

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NOTA: Las fotografías publicadas en este artículo son propiedad de la productora de la película.

EX-MARIDOS (Dir. Noah Pritzker)

Se estrena en España esta película que ya pudimos ver la prensa acreditada en la pasada edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.

Siguiendo, o como una continuación a su personaje en ‘Jo, ¡qué noche!’ (M. Scorsese, 1985), se muestra el actor Griffin Dunne en este múltiple retrato de la masculinidad en crisis que acaba siendo una comedia mucho menos dramática de lo que podría ser: la odisea en el piélago de las relaciones de tres hombres –un padre y sus dos hijos– que asisten impotentes a los nuevos rumbos vitales, sin un triste mapa que los oriente o les dé una pista de qué ruta seguir.

La dureza de este se torna en mirada comprensiva aquí, con un aire de melancolía que lo domina todo. Algo a lo que contribuye su trío protagonista, con un Dunne maduro pero no sabio. Pone en liza a tres familiares (abuelo octogenario, padre sexagenario e hijo treintañero) unidos por un nexo común, la separación matrimonial o simplemente la de pareja… sin papeles todavía por medio. Entre este terceto derivado en cuarteto por la aportación de otro familiar en discordia, el otro hijo que va relativamente por libre y con otra orientación, se establece un vínculo emocional trufado de pequeños pero reveladores momentos.

De eso va en esencia la vida y eso recoge condensada y atinadamente este segundo largometraje del talentoso cineasta estadounidense Noah Pritzker.

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NOTA: Las fotografías publicadas en este artículo son propiedad de la productora del filme.

JUGANDO CON FUEGO (Dir. Yvan Attal)

Mathieu le debe todo a su amigo Vincent: su casa, su trabajo, y hasta el haberle salvado la vida hace diez años. Juntos, con sus parejas, forman un equipo inseparable y viven una vida sin preocupaciones en la costa azul. Pero, la lealtad de Mathieu se pone a prueba cuando descubre que Vincent le es infiel a su mujer. Cuando la amante de Vincent aparece asesinada, la sospecha se instala en el corazón de las dos parejas, acompañada de un cortejo de cobardías, mentiras y culpabilidad.

Al habitualmente actor Yvan Attal, se le dio mucho mejor su anterior incursión en la fusión de drama en intriga en El acusado, estrenada en 2021, y mucho más sólida e interesante que Jugando con fuego, quizá porque se decantaba hacia el abordaje de cuestiones sociales en lugar de apegarse a un ejercicio de género más clásico como el de la película que aquí nos ocupa, intentando buscar una originalidad que no encuentra a lo largo de todo su metraje.

Dicho sea de paso, Attal parece estar más cómodo como director en el terreno de la fusión de comedia y drama, como demuestran Mi mujer es una actriz (2001), Una razón brillante (2017) o Mi perro tonto (2019), más centradas. Pero tropieza en este enredo dubitativo, que inicia en clave de flashback e intriga y se desarrolla luego con dudas y lentamente en su primera parte, derivando por un drama sin agarre basado en el asalto con el que comienza el viaje de los personajes, menos intenso y presentado visualmente de forma torpe y plana que contradice otros trabajos de su director más vigorosos.

Jugando con fuego recuerda productos muchos mejores creados en el cine español de la misma índole, como por ejemplo La cara oculta (Andrés Baiz, 2011), El cuerpo (Oriol Paulo, 2012), Secuestro (Mar Targarona, 2016), Contratiempo (Oriol Paulo, 2016).

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NOTA: La fotografía publicada en este artículo es propiedad de la productora de la película.

PALMARÉS 52 ED. FESTIVAL INTERNACIONAL CINE HUESCA

Ayer se clausuró la 52º edición del Festival Internacional de Cine de Huesca, calificador para los Oscars y para los Goya, y entre su palmarés encontramos premios para los cortos españoles “La gran obra”, de Álex Lora, Danzante Iberoamericano ‘Cacho Pallero’; y “Aunque es de noche”, de Guillermo López, premio al mejor guion.

El cortometraje irlandés Calf de Jamie O’Rourke; el mexicano La cascada, de Pablo Delgado, y la coproducción de Irán y Reino Unido A move se han alzado con los Premios Danzante del 52º Festival Internacional de Cine de Huesca. Estas producciones se han impuesto en los concursos internacional, iberoamericano y documental respectivamente, consiguiendo así un premio en metálico de 5.000 euros y la preselección directa para los Oscar, gracias a que el certamen altoaragonés es uno de los seis en España que califican directamente para estos galardones.

El jurado del Concurso Internacional encumbra con su máximo reconocimiento a Calf de Jamie O’Rourke por un guion sorprendente que permite al espectador avanzar hacia una reflexión sobre la justicia, sobre la violencia y considerarlo técnicamente brillante, con una narrativa que permite cuestionar desde el cine la realidad, además de tener un guion redondo que respeta la estructura del cortometraje con una fotografía y una actriz Isabelle Connolly excepcionales.

El Premio Danzante Internacional de Animación es para Matta und Matto, dirigido por Bianca Caderas y Kerstin Zemp, de Suiza, por abordar temas como la dependencia, la necesidad de contacto humano usando el arte de la animación, para crear una realidad surrealista y absurda que actúa como una metáfora de nuestra condición humana.
La Mención Valores Humanos ‘Francisco García de Paso’ es para la coproducción de Francia y Bélgica Pavane, por ser un cortometraje que muestra los desafíos sociales, no solo desde la lucha, sino dándole valor a lo humano y la cultura popular.
Los cineastas Nata Moreno, de España y João Gonzalez, de Portugal, así como Eric Roux, presidente de la asociación “Sauve Qui Peut le Court Métrage” (entidad encargada de organizar el Festival de Clermont-Ferrand), encargados de decidir el palmarés en este apartado, han incluido también una Mención Especial para el cortometraje filipino Cross my heart and hope to die de Sam Manacsa, por ser un cortometraje que tiene una puesta en escena que genera un universo particular y original al servicio de la narración.


CONCURSO IBEROAMERICANO

El jurado del Concurso Iberoamericano ha otorgado el Premio Danzante al cortometraje mexicano La Cascada, de Pablo Delgado por ser una obra original con una técnica y fotografía muy personal cuya historia metafórica abre un fuerte interrogante en el que las emociones conectan con las experiencias humanas. En el filme, el director muestra un profundo conocimiento de la técnica cinematográfica y usa un lenguaje audiovisual con libertad y precisión.
El Danzante Iberoamericano ‘Cacho Pallero’ es para la española La gran obra, de Álex Lora. Una obra inteligente en la que la diferencia entre clases sociales se transforma en una exploración de nuestra capacidad de ir más allá de los prejuicios, de reconocer los malentendidos que generan una peligrosa ilusión de distancia entre una vida y otra. Como se detalla en al acta oficial del certamen, el tono está construido con maestría, el guion teje una red de engaños en torno al espectador, arrastrándolo a una tensión creciente que alcanza un evidente dilema moral.
Además, el jurado integrado por la actriz española Aida Folch, Armando Casas, presidente de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, y Luca Apolito, programador y responsable de relaciones culturales del Festival Internacional de Cine de Giffoni (Italia), ha querido otorgar Menciones Especiales a los cortometrajes Ruído da pele (Brasil) de Gustavo Milan y a La asistente (Perú) de Pierre Llanos.


EL MEJOR DOCUMENTAL
La tercera de las categorías a concurso, la dedicada al Documental, ha premiado la coproducción de Irán y Reino Unido A move, de la iraní Elahe Esmaili.
Cyndi Portella, responsable de programación de cortometrajes del Festival de Biarritz de América Latina; Jesús Garcés, realizador elegido por la revista ‘Forbes’ como uno de los 30 directores mexicanos más creativos de 2018, y la directora del Festival de Espiello, Patricia Español, han querido destacar la obra “por la elección de la directora de proponer un punto de vista íntimo de cómo lo político impregna las relaciones familiares en el contexto represivo actual en Irán. El acto de filmar se convierte en un elemento transformador y con amor y ternura nos hace partícipes de los desencuentros y encuentros de su entorno”.
El Danzante Documental Iberoamericano ‘José Manuel Porquet’ es para la coproducción de España y Estados Unidos You play my father de Javier Marín, Guillermo Roqués y Rafa Honrubia, por ser una película necesaria que nos propone un juego de espejos en el que se refleja el doloroso proceso de reconciliación treinta años después del fin de la guerra de los Balcanes. Con una gran potencia visual, los protagonistas se desnudan emocionalmente, mostrando sus heridas y vulnerabilidades.
El jurado ha querido igualmente hacer una mención especial para la española Aitana, de Marina Alberti, “por el gran valor artístico y poético del documental que nos conmovió y nos transportó a un lugar donde se desvanece la memoria”.


MEJORES ÓPERAS PRIMAS
La 52ª edición del certamen oscense completa su listado de ganadores con las mejores óperas primas, uno de los aspectos que nunca se descuidan en la cita decana del séptimo arte en Aragón. Esta responsabilidad recae en el jurado joven que este año distingue en Iberoamericano a la española Las plantas no duermen, de Frederico Custódio por hablar de temas esenciales y controvertidos de la vida, como la eutanasia o enmendar errores del pasado, para enfrentarse a la muerte y encontrarse a sí misma.
Dentro del concurso Internacional se decantan por Torn, coproducción de Suecia y Dinamarca, de Jahfar Muataz, porque a través de dos mundos distintos de un joven, se plantean los problemas de la pérdida y búsqueda de la identidad de forma realista. Mientras que en Documental optan por The veiled city, de Reino Unido y dirigida por Natalie Cubides-Brady, por su experimentalidad y expresividad a la hora de hablar de temas como la contaminación e industrialización.
El palmarés se completa con el premio del público y el de mejor guion. El primero (patrocinado por Aragón TV) ha sido para Pequeño de Meka Ribera y Álvaro G. Company, mientras que el segundo es para el filme español Aunque es de noche de Guillermo García López por conseguir que el guion siga vivo en todas las fases de la elaboración de la película y por mantener un pálpito invisible en el relato que hace avanzar al conflicto y la emoción a través de una construcción redonda de los personajes.

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NOTA: Texto procedente de la web oficial del Festival I. Cine de Huesca.

NOTA: Las dos fotografías publicadas en este artículo son propiedad de la productora del cortometraje ganador como mejor ópera prima.

CALLADITA (Dir. Miguel Faus)

Ana, recién llegada de Colombia, es empleada doméstica en una lujosa mansión donde veranea una adinerada familia de marchantes de arte. La joven trabaja de sol a sol, sin contrato, bajo la promesa de conseguir condiciones dignas al final del verano, siempre y cuando sea discreta y calladita. Pero a través de Gisela, la empleada de la casa vecina, Ana descubrirá que las cosas no funcionan exactamente como le han contado, y aprenderá a divertirse un poco más durante su verano en la Costa Brava.

Con cierta similitud a Parásitos, aunque desarrollada la historia en la Costa Brava podría definirse Calladita, el debut en la dirección de Miguel Faus, una película que llega abanderada por el sello de Steven Soderbergh, que lo eligió en un concurso de proyectos para apoyarlo económicamente, y que se financió gracias a los NFT, una forma de producción en la que Faus sigue creyendo como alternativa a los métodos tradicionales para levantar un proyecto.

Calladita se ajusta a un tono más realista que el filme de Bong Joon-Ho, pero muestra la revolución silenciosa de una interna contra los pijos burgueses y modernos que la contratan para hacerles todo en su casa de verano.
Ella (una magnética Paula Grimaldo) cocina, lava, plancha, y encima aguanta las impertinencias del hijo de la pareja, un excelente Pol Hermoso como niño mimado enganchado a las criptomonedas. Todo bajo la promesa de unos papeles de nacionalidad que son un canto de sirena. Un filme que nació como el proyecto de graduación de Faus en la London School y que primero fue un corto donde siempre estaba en mente su continuación en largometraje.

Quizá el principal problema del filme resida en lo estereotipado que terminan siendo estos personajes, lo que resta fuerza a la sátira sobre un mundo burgués de apariencias y egoísmos, demasiado caricaturesco. No es tanto un problema de actuación, pues Luis Bermejo, Ariadna Gil, Violeta Rodríguez y Pol Hermoso no resultan estridentes, sino del contexto y el contenido.

Frente a ellos, frente al espejo social deformado que representan, Ana, la chica colombiana, alcanza una cierta madurez –emocional, cultural y de clase– y su previsible proceso de transformación ante las miserias morales de quienes la emplean y le pagan (mal) se erige en el eje vector del relato.

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NOTA: La fotografía publicada en este artículo es propiedad de la productora del filme.

CAÍDA LIBRE (Dir. Laura Jou)

Marisol es la mejor entrenadora de gimnasia rítmica de España a sus casi 60 años. Es métodica, estricta, controladora y autoritaria, y no tiene autocrítica. Se acerca el Campeonato del Mundo, y ella deposita todas sus esperanzas en la medalla de oro en Angélica, la recién llegada más prometedora del equipo. Pero dos semanas antes, descubre que su marido tiene una aventura con una mujer mucho más joven con la que espera un hijo, lo que hace que todo lo que había construido, se rompa.

Marisol no contempla el fracaso, por lo que emprende una carrera frenética por recuperar a Octavio sin tener en cuenta sus sentimientos. Su dolor se traslada a su relación con las gimnastas, con las que se vuelve cada vez más intransigente e implacable, sobre todo con Angélica, llegando a rozar el abuso de poder.
Belén Rueda es quien da vida a la dura Marisol, mientras que el encargado de interpretar al infiel Octavio es Ilay Kurelovic.

Completan el reparto de Caída libre las actrices Irene Escolar, a la que se puede ver en Las largas sombras, y Manuela Vellés (Memento Mori). Además, también aparecen en la película Brays Efe, conocido por encarnar a Paquita Salas, y la entrenadora ucraniana de gimnasia rítmica Maria Netavrovana.
La película no logra alcanzar un nivel de interés elevado, a menos que opinen los admiradores de Belén Rueda.

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