
N. es un hombre estropeado, algo no va bien en su interior. N. no quiere tomar una sola decisión más, sólo apearse del mundo. Dejar de tener opciones. El psicólogo a quien visita no sabe cómo abordarlo, tampoco su hermana, que intenta apoyarlo sin frutos. N. sólo quiere vivir en la cárcel, y hará cuanto sea necesario para conseguirlo. ¿Lograrán sus allegados que desista de cometer delitos cada vez más graves? ¿Hasta dónde será capaz de llegar el juez para no concederle su propósito?
Rodrigo Cortés (Buried, El amor en su lugar) presenta su película más ambiciosa. Basada en la novela homónima de Enrique Rubio, escritor con síndrome de Asperger y un trastorno obsesivo compulsivo como el que tiene el personaje de Mario Casas.
Un relato en primera persona que Cortés ha convertido en una espiral frenética de autodestrucción y humor negro que recuerda al sentido del humor de su ópera prima, Concursante (2007).

Si el espectador logra conectar desde el inicio de la película lo pasará bien- Las buenas interpretaciones de Anna Castillo y Mario Casas, secundados por un magistral José Sacristán y unas secuencias de planos adaptadas a cada momento con sus guiños subgénero carcelario hacen disfrutar del filme.
Pero advertimos que Escape no es una película fácil. En ese sentido, Escape es un festival de experiencias extremas y momentos absurdos.
Blanca Portillo, Willy Toledo, Albert Pla completan un magnífico reparto.
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