LILLIAN HELLMAN, RETROSPECTIVA DE LA 73 ED. SSIFF

El Festival de San Sebastián dedicará la retrospectiva de la 73ª edición a la guionista Lillian Hellman.

La autora estadounidense trabajó junto a William Wyler, Arthur Penn, William Dieterle y George Roy Hill, entre otros cineastas.


La guionista Lillian Hellman, nombre esencial del Hollywood clásico que trabajó junto a cineastas como William Wyler, Arthur Penn, William Dieterle o George Roy Hill, protagonizará la retrospectiva de la 73ª edición del Festival de San Sebastián. Organizado por el Festival y la Filmoteca Vasca, en colaboración con Filmoteca Española, el ciclo contará con la publicación de un libro sobre Hellman escrito por tres autoras y centrado en todas las vertientes de su carrera.

Lillian Hellman (1905-1984) ha sido durante años un absoluto enigma. La dramaturga, novelista y guionista estadounidense vivió épocas convulsas, de la Gran Depresión a la caza de brujas macarthista, tiempos reflejados a lo largo de una obra que, aun resultando misteriosa, también ha sido muy reivindicada, sobre todo en su vertiente cinematográfica. El Festival de San Sebastián se propone celebrar su trabajo con esta retrospectiva que incluye toda su obra para cine, esencial para entender evoluciones estilísticas, temáticas e ideológicas en el Hollywood desde los años 30 hasta los 60.

Con solo enumerar tres de las películas en las que estuvo implicada, ya sea como guionista de textos ajenos o adaptando sus propias piezas teatrales, está todo dicho: The Little Foxes (La loba, 1941), film de William Wyler con guion de Hellman a partir de su propia obra teatral y con Bette Davis como protagonista; The Children’s Hour (La calumnia, 1961), otro trabajo de Wyler que parte de una compleja pieza de la escritora sobre los rumores falsos que atañen a dos profesoras de escuela (Audrey Hepburn y Shirley MacLaine), en el que ella también participó como guionista; y The Chase (La jauría humana, 1966) de Arthur Penn, notable radiografía de la violencia y racismo extendidos en la sociedad del sur estadounidense, que Hellman escribió a partir de la novela de Horton Foote con Marlon Brando, Jane Fonda y Robert Redford en el reparto.


Con William Wyler estableció una buena relación, ya que además de los dos filmes citados, dirigió These Three (Esos tres, 1936), la primera versión de la pieza The Children’s Hour que director y escritora volverían a acometer en La calumnia: es un insospechado, por moderno, estudio de caracteres en el que la calumnia se ceba en dos profesoras a las que una niña acusa de tener relaciones. La loba, como La jauría humana, está ambientada en un sur déspota y esgrime otro espléndido retrato de personajes arribistas. Hellman y Wyler también colaboraron en Dead End (1937), película que combina drama social con cine negro.

Hellman había debutado en el cine como guionista en 1935 con The Dark Angel (El ángel de las tinieblas), de Sidney Franklin, un melodrama romántico apuntalado en los efectos emocionales de la posguerra. Su trayectoria en el cine corrió en paralelo a la teatral y a la escritura de varios libros de memorias donde alternó ficción y realidad. Situada en el centro de varios debates, inventó nuevos conceptos en la dramaturgia estadounidense, tuvo una bien aireada rivalidad con la novelista Mary McCarthy y mantuvo siempre posturas de izquierdas.

En la vertiente ideológica fue crucial su relación con Dashiell Hammett. El autor de novelas fundamentales del género negro como Cosecha roja o El halcón maltés, comprometido con la izquierda y con el Partido Comunista americano, está bien presente en uno de los libros de memorias de Hellman, Pentimento (1973). Fue llevado al cine por Fred Zinnemann en Julia (1977), con Jane Fonda como Hellman, Jason Robards en el papel de Hammett y Vanessa Redgrave como Julia, la amiga de infancia de la escritora con la que retoma su amistad en Viena durante los tiempos inclementes del auge del nazismo. Su tercer libro autobiográfico, Scoundrel Time (Tiempo de canallas, 1976), se centra en el periodo de la caza de brujas y el comité de actividades antiamericanas. La actriz Kathy Bates dirigió en 1999 el telefilme Dash and Lilly, centrado en la relación entre Hammett y Hellman.

Participó, como adaptadora o como adaptada, en películas de Lewis Milestone –The North Star (1943)–, William Dieterle –The Searching Wind (1946)–, Michael Gordon –Another Part of the Forest (1948)– y George Roy Hill – Toys in the Attic (Cariño amargo, 1963)–, y también colaboró, aunque sin acreditar, en una de las películas fundamentales de la izquierda cinematográfica: The Spanish Earth (Tierra de España, 1937), documental de Joris Ivens sobre la Guerra Civil española en cuya escritura participaron igualmente Ernest Hemingway y John Dos Passos.

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NOTA: Texto y fotografías son procedencia de la web del SSIFF.

MUY LEJOS (Dir. Gerard Oms)

Sergio, interpretado por Mario Casas, viaja a Utrecht con su familia para asistir a un evento deportivo donde juega su equipo favorito. Sin embargo, antes de regresar a la ciudad condal, sufre un ataque de pánico que lo paraliza. Incapaz de explicar lo que le ocurre, toma una decisión radical y finge perder la documentación con un motivo: quedarse en Holanda, cortar todo vínculo con su vida anterior y empezar a vivir desde cero. Sin avisar a nadie, solo desapareciendo.

A partir de ese momento, Sergio debe enfrentarse a una ciudad desconocida, sin dinero, sin hogar, sin amigos y sin saber el idioma. Lo que empieza como una huida se convierte en un viaje de autodescubrimiento lleno de obstáculos y aprendizajes. Cada día es un reto físico y emocional que le obliga a replantearse su vida. En su aislamiento, Sergio comienza a conocer a personas que también viven al margen de la sociedad, con quienes empieza a reconstruir su identidad y a entender mejor su propio ser.

‘Muy lejos’, dirigida por Gerard Oms, es una reflexión profunda sobre la desconexión personal, la crisis existencial y el valor de perderse para poder encontrarse.
El cineasta debuta con una historia muy personal, e inspirada en la situación que vivió en 2008 en Holanda.

Lo mejor: la interpretación de Mario Casas que vuelve a demostrar que sabe ser un actor a tener en cuenta.

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EL SEGUNDO ACTO (Dir. Quentin Dupieux)

Florence quiere presentar a David, el hombre del que está locamente enamorada, a su padre Guillaume. Pero David no se siente atraído por Florence y quiere arrojarla a los brazos de su amigo Willy. Los cuatro se reúnen en un restaurante en medio de la nada.

Lo nuevo de Dupieux es, al mismo tiempo, un metacomentario sobre el mundo de los actores, una parodia del estado del cine actual y una broma de varias capas. De hecho, comienza como una comedia romántica de equívocos pero enseguida muestra sus verdaderas cartas entre copas de vino que se llenan con temblor, disparos inesperados.

Este filme tiene un problema principal: una vez que el ingenioso inicio está planteado y ha prendido la mecha, no sabe cómo desarrollarlo, convirtiendo el grueso de la película en un continuo círculo que celebra su propia originalidad hasta llegar a una hora y cuarto de metraje que, en su gran mayoría, se siente de puro relleno.

Sí, hay momentos fascinantes, pero esta vez no consigue que los espectadores quieran jugar con él tras escuchar minutos y minutos de conversaciones que parecen semi-improvisadas y no terminan de encontrar su propio lugar y estilo. Está claro lo que intenta hacer, pero su doble apuesta no le sale bien del todo.

Dupieux ha juntado a un reparto de élite con lo mejor del cine francés: Léa Seydoux, Vincent Lindon, Louis Garrel y Raphaël Quenard están todos fastásticos en sus papeles, interpretando al mismo personaje hasta con tres tonos completamente diferentes entre sí.

Lindon, en particular, ofrece unos matices soberbios, ofreciendo una actuación caradura, pero al mismo tiempo repleta de sensibilidad que eleva el peso de un cuarteto que, ante todo, ha entrado en la película para pasárselo bien.

Lástima que ese entusiasmo actoral no cale en el público.

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AMATEUR (Dir. James Hawes)

The amateur es un filme de acción sobre la misma versión de los operativos oscuros o secretos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA por sus siglas en inglés), los cuales de vez en cuando se van fuera de control y muere gente “buena”. Ese fue el caso de esta película y su trama.

Charlie Heller (Rami Malek) es un agente especializado de la CIA. Se dedica a descifrar mensajes. Así las cosas tiene una esposa, Sarah (Rachel Brosnahan) quien fue asesinada a manos de unos sicarios terroristas en Londres. Su marido sufre, y se queda tranquilo, hasta que descubre que los sicarios tenían nombres y apellidos, y estaban vinculados de una forma u otra a la propia CIA.

Charles usa esa información para chantajearles y que le dejen vengar la muerte de su esposa. Sin habilidades en el combate cuerpo a cuerpo y con las armas, el protagonista deberá usar su ingenio para dar caza a los que mataron a su mujer.

La parte más interesante de la película es cuando aparece el personaje de Laurence Fishburne. El actor da vida a Henderson, un entrenador de agentes de campo de la CIA al que se le encomienda, primero, instruir a Charles y, luego, darle caza. La relación entre ambos personajes es interesante. Henderson respeta a Charlie porque sabe que es un tipo inteligente y resolutivo, aunque de primeras juzgó mal. También hay algo de comicidad entre los dos que funciona como bálsamo. Sin embargo, hay tantos frentes abiertos en el filme, que no hay tiempo para centrar la acción en los aspectos más básicos de los personajes y el relato.

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PALMARÉS DE LA 9a ED. BCN FILM FEST

«The quiet son», de Delphine Coulin y Muriel Coulin, ha sido galardonada con el Premio a la Mejor Película de la novena edición del Festival Internacional de Cine de Barcelona-Sant Jordi (BCN FILM FEST).

El film narra los peligros del auge de la extrema derecha, en un drama familiar protagonizado por Vincent Lindon y Benjamin Voisin.

El palmarés completo del BCN FILM FEST 2025 es el siguiente:

PREMIO A LA MEJOR PELÍCULA

«The quiet son» de Delphine Coulin y Muriel Coulin

PREMIO A LA MEJOR DIRECCIÓN

Alissa Jung por “Paternal Leave”

PREMIO AL MEJOR GUION

Lilja Ingolfsdottir por “Adorable”

PREMIO AL MEJOR ACTOR

Grégory Gadebois por «La primera escuela»

PREMIO A LA MEJOR ACTRIZ

Alexandra Lamy por «La primera escuela»

PREMIO FESTIVAL CASTELL DE PERALADA A LA MEJOR MÚSICA

Marc Parrot por «La Furgo”

PREMIO AL MEJOR MONTAJE

Anja Siemens por «Köln 75”

PREMIO DE LA CRÍTICA (ACCEC)

«Köln 75» de Ido Fluk

PREMIO NOUS TALENTS AL MEJOR CORTOMETRAJE

«Espiral» de Sara Hernández Rodríguez

LA CASA DEL CINE

El festival ha tenido más de 24.000 espectadores, lo que supone un 20% de incremento respecto al año anterior. 

Sílvia Munt, Sergi Belbel y Jose Corbacho han formado el Jurado Oficial de esta edición.

El BCN FILM FEST 2025 ha contado con:

– 84 películas de las cuales: 17 premières mundiales, 1 internacional, 1 europea, 19 españolas y 18 catalanas.

– 51 presentaciones y coloquios con presencia del talent, entre otros, de Richard Gere, Ralph Fiennes, Barbie Ferreira, Ferzan Özpetek, Milena Smit, Susi Sánchez, Éric Besnard, Eran Riklis, Pau Freixas, Manolo Solo, Manuela Vellés o Carlos Cuevas.

– 6 actividades paralelas en las diferentes sedes del festival, entre ellas:

– Jornada de Guionistas e Industria con dos mesas redondas:

Guion y Sostenibilidad

Montaje y Guion a partir de las películas «La Furgo» y «Cuatro paredes»

– CINEMA TALKS by ESCAC

– 6 sedes del Festival: Cinemes Verdi, CaixaForum, Casa Seat, Institut Français, Ateneu Barcelonès y Biblioteca Jaume Fuster.

– 2a edición del Screen International Award for Catalan Producer of the Year.

La décima edición del BCN FILM FEST se celebrará del 16 al 24 de abril de 2026.

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MISERICORDIA (Dir. Alain Guiraudie)

Jérémie regresa a su pueblo natal para asistir al funeral de Jean-Pierre, antiguo jefe suyo. Ha decidido quedarse unos días en casa de Martine, su viuda. Pero una misteriosa desaparición, un vecino amenazante y un extraño sacerdote van a hacer que su breve y tranquila estancia tome un giro inesperado.

Tras este envoltorio de agradable cine rural se esconde una juguetona historia de acusaciones, violencia, muertes y sexo prohibido. Jerémie no quiere hacer ningún mal en ese pueblo, en realidad quiere ser una fuerza del bienestar que viene desde fuera, pero acaba descubriendo que cada una de sus acciones, de manera concatenada y como si fueran fichas de dominó, aumentan la desesperación y el dolor de todos los que le rodean, hasta que todo explota y la onda expansiva se hace imposible de controlar.

El filme francés empieza de una manera sorprendentemente arquetípica: un joven va en coche al pueblo donde pasó su niñez y su adolescencia porque el dueño de la boulangerie donde trabajó durante un tiempo acaba de fallecer. Para ayudar a pasar el mal trago a la viuda, decide quedarse unos días más mientras decide qué va a hacer con su vida.

Hasta aquí sería un melodrama normal y corriente, pero Alain Guiraudie solo quiere que te acomodes y te relajes mientras, poco a poco, te va inoculando su veneno.

Es una película sexual y profundamente queer, en la que Jerémie acaba queriendo tener relaciones con todo el mundo. Y aunque para él, que viene de la ciudad -un mundo totalmente externo al fin y al cabo- es un simple juego, para los habitantes del pueblo es un desgarro en todo su sistema de valores, en el que, dentro de sus rutinas y su brutalidad mal entendida, se cuela un poso de ternura y pasión que nunca se habían siquiera planteado.

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MORLAIX (Dir. Jaime Rosales)

Gwen, una joven estudiante de secundaria marcada por la reciente muerte de su madre, pasa su tiempo con su grupo de amigos, incluido su novio Thomas, un aprendiz de panadero. Cuando Jean-Luc, un estudiante parisino con vocación artística, se instala en la zona, Gwen no le oculta su problema, como si tuviera ante sí una decisión decisiva en su vida. Un día, descubre en el cine una película que parece inexplicablemente inspirada en su propia vida.

Jaime Rosales es un director singular, podría ser de los pocos autores del cine español que se puede permitir una total e inquebrantable libertad creativa y puede hacer lo que quiera con sus películas, en parte gracias a la producción independiente de sus obras.

Su trayectoria se define mejor por épocas: desde triunfos experimentales con sus dos primeras obras Las horas del día (2003) y sobre todo La soledad (2007) la cuales le valieron dos premios Goya y hasta un FIPRESCI en Cannes por la primera.

Más tarde luego sufrió con algunos fracasos, también experimentales e íntimas con Tiro en la cabeza (2008) y Sueño y silencio (2011) para luego volver a ganarse el reconocimiento de la crítica con Hermosa juventud (2014), Petra (2018) y Girasoles ciegos (2022).

A pesar de los diversos contratiempos, nunca ha perdido personalidad, ha sido consistente con sus inquietudes artísticas y no ha cedido al comercialismo en parte porque en sí no lo necesita.

MORLAIX, su nueva película, no presenta nada nuevo. Hemos visto esa historia en incontables películas. Lo que sucede es que Rosales explora de forma excepcional temas profundos y complejos, como la muerte, el paso del tiempo y, sobre todo, la nostalgia.

El espectador siente que el filme va al servicio de lo que el autor quiere contar y esto es raro para una historia que va sobre las emociones y el recuerdo, pero su excesiva duración puede impacientar, especialmente en el tramo final.

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