

15 años después de su primer encuentro Shauna, una elegante arquitecta retirada, se cruza con Pierre, un médico felizmente casado, en el pasillo de un hospital. Ella tiene 71 años, él 45. Opuestos pero hipnotizados el uno por el otro, vuelven a conectar y comienzan una aventura. Viuda, madre, abuela, Shauna necesita reafirmar que después de todo es una mujer plena.
Sabemos que amar no siempre es fácil. Sin embargo, y a pesar de lo que pueda parecer a primera vista, la diferencia de edad entre ellos no es el mayor obstáculo al que se enfrentarán los protagonistas de esta historia. No, lo que a ella le resultará aún más difícil será dejar atrás una vida tranquila en la que sabía a qué atenerse. Él, por su parte, tendrá que responder ante el dolor que sus decisiones causarán en su entorno más cercano.
Interpretados maravillosamente por Fanny Ardant y Melvil Poupaud, los personajes a través de quienes vivimos este nuevo amor emprenden un viaje rebosante de incertidumbre, dolor y esperanza. De hecho, entre los encuentros y conversaciones que comparten Shauna y Pierre no hay un solo espacio en blanco ni trivial que nos lleve a pensar que el recorrido va a ser fácil o sosegado.
Carine Tardieu (Sácame de dudas) construye esta historia golpe a golpe. La muerte, la separación, los adioses, la soledad… Todas estas piedras entorpecen su camino, pero también lo construyen, haciendo posible que Shauna y Pierre lo recorran juntos. No obstante, hay corazones en el camino que acaban rotos, amistades que se tambalean y relaciones familiares que pierden el anclaje que las mantenía firmes. Dramas colaterales que hacen que esta película adquiera una mayor dimensión.
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