

El documental es un retrato de Joaquín Sabina sin bombín, hecho a muy pocos centímetros de su piel, con nocturnidad y alevosía, por su amigo, el cineasta Fernando León de Aranoa. Un relato como su voz, áspero y sin ecualizar, que cuenta sin atenuantes la intimidad del artista, sus bambalinas, su cara B. Que comienza cuando baja del escenario, y le acompaña en lo cotidiano, y así en lo inesperado: en la risa y en el drama. El filme es el resultado de trece años de rodaje juntos, y recorre todos los escenarios de Joaquín Sabina, públicos y privados, luminosos y ocultos. Un paseo por las claves de su vida y de su trabajo: por lo que le mueve, por lo que le inspira, por lo que le duele, desarrollado siempre a partir de situaciones vivas, compartidas, entre músico y cineasta.
Se trata de una producción de Reposado, BTF Media y Sony Music Spain distribuida por Avalon que cuenta con la participación de Movistar Plus+.
Si se tiene en cuenta las facilidades con las que ha contado el director a lo largo de tantos años (nada menos que trece) de seguimiento de la vida, personal y profesional, de su amigo Joaquín Sabina este documental sabe a muy poco.
Se nota, no cabe duda, la inmensa admiración y cariño que siente León de Aranoa por Sabina. Esto se refleja espacialmente en los momentos no tan amables de la personalidad de Sabina.
Sintiéndolo mucho es un documental arriesgado: no pretende mostrar una imagen idílica del artista, más bien es todo lo contrario. Con todo, no creo que sorprenda a nadie ver al artista y al hombre mostrando sus luces y sus sombras.
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