Texto: Yolanda Aguas

País Vasco, 1609. Los hombres de la región se han ido a la mar. Ana participa en una fiesta en el bosque con otras chicas de la aldea. El juez Rostegui, encomendado por el Rey para purificar la región, las arresta y acusa de brujería. Decide hacer lo necesario para que confiesen lo que saben sobre el akelarre, ceremonia mágica durante la cual supuestamente el Diablo inicia a sus servidoras y se aparea con ellas.
La película es de gran calidad visual, destacando de ella la impresionante fotografía que muestra de un lúgubre País Vasco en el año 1609. También es muy acorde la gran capacidad del filme en caracterizar no solo a los personajes, sino también las localizaciones, lo cual hace que perfectamente podamos involucrarnos en todo el ambiente. Sin duda, otro gran acierto de esta película, son las fantásticas interpretaciones. Destacan muy favorablemente las protagonistas que interpretan a las jóvenes acusadas de brujería, con una gran Amaia Aberasturi a la cabeza del magnífico reparto, lleno de nuevos nombres y jóvenes promesas del cine vasco.
Tal y como dice el título de la película, ‘Akelarre’ es grandiosa, y es que, la mejor escena del filme, es el propio akelarre, el cual se celebra al final de la película con una hilarante y escalofriante coreografía. Una escena esencial en la historia del cine vasco que una vez más, nos muestra otra historia, desde una perspectiva hasta ahora no vista, de la brujería vasca
El ritmo que cobra la película en determinados momentos, que hacen que haya instantes aburridos, densos e innecesarios.
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