EL TRIÁNGULO DE LA TRISTEZA (Dir. Ruben Östlund)

Carl y Yaya son una pareja de modelos que comparten un viaje en crucero, serán la excusa perfecta para una sucesión de hechos que invertirán los tradicionales papeles sociales. Los sometidos obtendrán el poder representados por Abigail; naufragio mediante, habrá una transformación en las necesidades humanas que trastocará una escala de valores estrechamente dependiente de la circunstancia.

Del lujo a la precariedad, del exceso a la escasez; dimensiones de la realidad que regulan vínculos sostenidos en la permanente lógica del costo-beneficio. Las formas sociales ocultan el trasiego de los movimientos en la conquista de posiciones. Del feminismo a la lucha de clases, se desemboca en la precariedad bajo el común denominador de la supremacía como objetivo. Los que acatan guardan la impronta de un proceder civilizado; aprendizaje social, evita la violencia y el sometimiento en la competencia por asegurarse un puesto ante la necesidad del momento.

Ostlund sabe jugar con el asco en medio de la abundancia; la comedia establece un balance en su momento más evidente y aparatoso, lo repulsivo compite con el humor, lo diluye en medio de bromas políticas, un empate en las posiciones que nos desplaza de las ideologías a los procesos humanos inherentes a la obtención del poder y su relación con la comunidad.

La película articula el asco con el ridículo y la picardía; logra un efecto contundente que distrae la atención, la discusión teórica es un chiste, las vicisitudes de la práctica arrecian de manera sorpresiva; se instalan en consecuencias inesperadas que ponen a prueba aspiraciones humanas inmersas en contexto hostil.

Película que gustará a muchos y detestarán otros.

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