Me ha hecho especial ilusión poder saludar hoy al actor Juan Diego. Disfruté de su trabajo en el montaje que dirigió Carlos Martín, “Ricardo III” para el Teatro Español de Madrid, pero no había tenido la oportunidad de hablar con él desde nuestro primer encuentro.
Fue en Valencia, en octubre de 1990, cuando la desaparecida Mostra de Cine del Mediterráneo dedicó un homenaje al director italiano Marco Ferreri. Esta mañana, durante la rueda de prensa, le recordé a Juan que fue precisamente él quien me presentó al maestro italiano.
Aquella tarde-noche en Valencia les aseguro que es difícil de olvidar para mí, porque conocí a Marco Ferreri, Juan Diego, Annie Girardot y Hanna Schygulla.
Anécdota aparte, el magnífico actor andaluz está en Zaragoza porque protagoniza ‘Una gata sobre un tejado de zinc caliente’ que este fin de semana se representa en el Teatro Principal con la dirección de Amelia Ochandiano.
Le acompañan en el escenario los actores Eloy Azorín, Maggie Civantos, José Luis Patiño, Marta Molina y Ana Marzoa (estupenda actriz a quien estos días podemos ver en la serie “Pulsaciones” junto a Pablo Derqui).
Una gata sobre un tejado de zinc caliente es uno de los grandes clásicos del siglo XX, un intenso drama familiar, profundo, honesto, divertido y sensual. Conflictos universales y eternos (la muerte, la mentira, el sexo, la represión, la homosexualidad, la ambición, la frustración) en una de las tormentas familiares más famosas del teatro clásico contemporáneo.
La tormenta se aproxima y la tensión va subiendo en esta obra maestra de Tennessee Williams, crispando aún más las difíciles relaciones entre todos los miembros de la familia.
La obra maestra de Tennessee Williams (Cat on a Hot Tin Roof), Premio de la Crítica y por la cual ganó su segundo premio Pulitzer, fue estrenada en 1955 en Broadway con dirección de Elia Kazan. Además es la favorita del autor.
Según nos ha explicado su directora, Amelia Ochandiano, “el objetivo de esta versión es mostrar las facetas más ocultas de cada uno de los personajes, mediante temas actuales como la familia, la pasión, la adicción o el desamor. Se trata de un grandísimo texto teatral de Tennesse Williams que, así de primeras, apetece. Es una función muy exigente y muy difícil. Los personajes pasan por un ejercicio emocional muy elevado porque el autor lo pone al límite. Viven constantemente al borde de la crisis y estallan una por una”.
En concreto, surge de una última versión de su clásico que hace en unas conversaciones con el cineasta Elia Kazan, en el que le da una vuelta a la trama y le da más protagonismo a ese abuelo al que da vida Juan Diego, que atraviesa la función de principio a fin y que ha servido para que ambos puedan trabajar juntos por primera vez, algo que ya habían intentado en el pasado. Tanto Juan Diego como Amelia Ochandiano, han recalcado que esta versión de la obra busca «hablar de asuntos cotidianos de la vida, como la muerte, la vida o la homosexualidad, y todo ello genera una gran crisis dentro de los personajes que forman el núcleo familiar.
Sobre el trabajo que Ochandiano ha realizado con el resto de los actores, ha manifestado que “El reparto es muy diferente, cada uno trabaja con su método, pero el proceso ha sido maravilloso y las crisis han sido todas creativas y no personales”.
Juan Diego decidió protagonizar esta obra porque su personaje cuenta «una historia que consigue traspasar la barrera entre ficción y realidad, lo que consigue calar en los espectadores. Este tipo de personajes son imprescindibles para el teatro y la cultura porque consiguen que la gente ría, llore, reflexione… en definitiva, que sienta. Esta es la razón por la que el teatro es necesario en esta sociedad. Debemos cuidar la cultura. Es una obligación que va desde nosotros, los actores, hasta los gobernantes, que son los principales responsables».
En respuesta a la pregunta que le formulé: “¿Qué debe tener un personaje para que usted decida interpretarlo?, el gran actor nos dijo: “La historia ha de servir de algo, que la gente sienta, reflexione, ría y que cumpla así el cometido para el que se hicieron las nobles y bellas artes. Pido que mi personaje sea verdad, que tenga sus razones, porque de lo contrario es muy difícil estar bien en un texto en el que estás mintiendo”.
La directora, Amelia Ochandiano, está encantada con el trabajo con Juan Diego:
“Juan Diego y su personaje aportan la verdad y la defensa de un pensamiento y, al final, es el espectador el que se lleva los puntos de vista y los sentimientos de todos. Al tratar al personaje desde las tripas y la verdad, han aparecido toques distintos, como ciertos puntos de sentido del humor.
Trabajar con él es un ejemplo, por su dedicación, su entrega, su disciplina y su generosidad. Juan es un toro de Miura, pero yo también soy tremenda y lo que podría haber acabado como un choque de trenes ha culminado en una relación de confianza desde el primer momento».
La compañía realizará tres únicas funciones de «Una gata sobre un tejado de zinc caliente» en la capital aragonesa.
La primera será esta tarde a las 20.30 horas, la segunda, sábado 11, a las 20.30 horas y, por último, se representará domingo 12, a las 18.30 horas.
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NOTA: Todas las fotografías insertadas en este artículo son propiedad y autoría de Yolanda Aguas para CineT Farö.