LA TRINCHERA INFINITA (Dir. Jon Garaño, Aitor Arregi y Jose Mari Goenaga)

Texto: Yolanda Aguas

Fue la película mejor recibida en la pasada edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián donde recibió premios importantes del Jurado de la Sección Oficial.  También ganó el Premio FEROZ Zinemaldia otorgado por los socios de la AICE acreditados en el festival.

Es el tercer largometraje dirigido al alimón por Garaño, Arregi y Goenaga. Con los dos anteriores, Loreak (2014) y Handia (2017), conquistaron a la Academia rodando en euskera y ahora buscan el triplete en castellano. Eso sí, un castellano con acento desde lo más profundo de Andalucía.

El repunte del fascismo en toda Europa, obliga a revisar y revisitar nuestro pasado más reciente. Quizá por este motivo es necesario que nos lleguen películas como ésta. La trinchera infinita presenta una historia demasiado cercana en el tiempo.  Jon GarañoAitor Arregi y Jose Mari Goenaga confían a Belén Cuesta el personaje de Rosa, que lleva pocos meses casada con Higinio cuando estalla la Guerra Civil. La vida de él, un concejal de izquierdas interpretado por Antonio de la Torre, de inmediato pasa a estar seriamente amenazada por parte del bando nacional. El miedo a las posibles represalias, así como el amor que sienten el uno por el otro, les condenará a un encierro físico y emocional que se prolongará durante más de 30 años.

Los 147 minutos que dura la película son excesivos.  El público es capaz de empatizar con el personaje de Higinio, no es necesario verle “en la trinchera” durante tantos y tantos minutos.  Esas escenas se podían acortar en media hora.

Muy bien el diferente proceso de vivir esos años en el matrimonio protagonista: Rosa ve mutar el mundo de afuera, mientras que su marido se queda anclado en el ideario del día que arribó la Guerra Civil a su pequeño pueblo.  Los directores y los guionistas hacen ahí un trabajo medido y ajustado. La distancia entre ellos se hace enorme, conforme se percatan de que la solución provisional ya ha alcanzado las tres décadas. El amor  es lo único que sujeta ese matrimonio.

Nueva gran actuación de Antonio de la Torre.  Sobresaliente también la música de Pascal Gaigne y la fotografía de Javier Agirre Erauso.

Una gran película que hubiera sido mejor con media hora menos de metraje.

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Nota: Las fotografías insertadas en este artículo son propiedad de sus autores.

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