Cuando pensaba que nada podía incrementar la belleza de las películas de Hirokazu Kore-Eda, el maestro japonés nos regala, además de sus habituales encuadres insuperablemente bellos, la música del magistral Ludovico Einaudi.
¡Cómo si su cine lo necesitara¡ Pero la maravillosa y envolvente música de Einaudi está ahí para que la proyección sea todavía más inolvidable.
Como es habitual en el cine de Kore-Eda, su última película “El tercer asesinato” reúne casi todos los componentes de su filmografía: reflexiones sobre la condición humana, relaciones familiares, protección a la infancia, tradiciones ancestrales, compasión y verdad. Puro sentimiento.
El que hasta ahora es considerado digno heredero del mejor cine japonés, y ferviente admirador de Ozu, se está convirtiendo (¡atención¡) en un gran maestro del cine que, quizá, algún día iguale a Ozu.
Esta categoría no se adquiere fácilmente. Kore-Eda sabe manejar el tempo narrativo como nadie, plantea dudas (especialmente las morales), entretiene al espectador, y, por si fuera poco, emociona con sus historias.
Nada hay mejor y más efectivo que dosificar el talento creativo, y él lo hace como nadie.
El conocido abogado Shigemori (Masaharu Fukuyama) defiende a Misumi (Koji Yakusho, veterano actor, habitual de Kurosawa), un hombre que cometió un doble asesinato treinta años atrás y que ha vuelto a matar. Las posibilidades de ganar el caso son escasas, ya que Misumi reconoce ser culpable, a pesar de que esto signifique la pena de muerte. Pero conforme el abogado Shigemori empiece a conocer a su defendido, y escuche los testimonios de su familia, el abogado empezará a cambiar su perspectiva del caso y llegará a dudar de la culpabilidad de su cliente.
La relación entre el acusado y su defensor es ambigua y profunda sobre el comportamiento humano, en la que están presentes unos diálogos inteligentes. Sus encuentros son fascinantes, especialmente porque Kore-Eda usa la cámara y la luz de forma espectacular. No quiero hacerles spoilers, pero ¡qué plano final¡
Y en esta película de “género”, pueden estar tranquilos los seguidores habituales de su cine, el tratamiento de las relaciones familiares y la esmerada atención a la infancia no podían estar ausentes. Tampoco el sentido del humor (escena de la anciana). La familia se reúne y juega con la complicidad (física y estética) de la nieve. ¡Qué encuadres tan bellos y deslumbrantes¡ ¡Y qué música de Ludovico Einaudi¡
La película también es una reflexión sobre el funcionamiento de la justicia, de ahí el cambio de género aparente (que no lo es).
La presencia de la joven actriz Suzu Hirose, que protagonizó “Nuestra hermana pequeña” nos recuerda que Kore-Eda sigue firme en sus planteamientos creativos. Su humanidad, su compasión y su forma de creer en el ser humano nunca estarán ausentes en sus maravillosas películas. Por eso le amamos.
“El tercer asesinato” es otra obra maestra.
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